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Saturday 27 de December de 2008, 12:12:29
24-12-08 : Rapelando en la canal equipada Joc de l´ Oca
Tipo de Entrada: RELATO | 1 Comentarios | 1869 visitas

Tras ser invitado formalmente por Javier, Jordi y Sígrid, les acompaño este día previo a la Navidad para tratar de descender montando más de una decena de rápeles la parte más baja de la Canal del Migdia (Mediodía), itinerario equipado con cuerdas y cadenas que recibe el nombre de El Joc de l´ Oca (el Juego de la Oca). Tres años atrás, en diciembre de 2005, fue precisamente aquí donde Javier y yo hicimos nuestro primer rápel, aquella vez en compañía de Sergio (Alicuecano) y Josep Antoni (Japallas).

 

Aunque hemos quedado a las 8:45 en Collbató, me dirijo al lugar de encuentro con bastante antelación porque desde Badalona he de atravesar toda la Ronda de Dalt hasta la otra punta de Barcelona, donde accedo a la Autovía Barcelona – Madrid (A-2), a cuyo margen se emplaza a la altura de Montserrat el bonito pueblo de Collbató, constituido por multitud de casas donde sus habitantes pueden gozar de la presencia del macizo así como de un aire más puro que en Badalona, entendiendo por puro aquel que no contiene partículas o gases contaminantes. No hace mucho que escuché que el aire puro no existe, pues se trata de una mezcla heterogénea de partículas sólidas en suspensión sobre una mezcla de gases, y una mezcla por definición no puede ser pura. Se trata pues de un aerosol con mayor o menor presencia de contaminantes, pero el concepto puro no tiene ningún sentido. De todas formas, literariamente suena muy bien hablar del aire puro y lo seguiré utilizando en posteriores escritos pese a que científicamente sea un concepto incorrecto.

 

En el lugar de encuentro sólo hay un aparcamiento libre, donde estaciono yo el coche, por lo que al llegar Javier se para en doble fila a la espera de que hagan acto de presencia Jordi y Sígrid, los cuales fieles a su costumbre se presentan en el lugar puntualmente. Comenzamos a marchar en dos coches, pero en otra calle sí hay sitio para aparcar y Jordi estaciona su coche, juntándonos los cuatro en el coche de Javier y emprendiendo de nuevo el camino hacia Can Jorba. La sorpresa llega cuando en dicho lugar encontramos un seat de más edad que yo que alguien ha traído hasta aquí para enterrarlo en vida. Al regreso, dos escaladores hacen unas filmaciones del coche tanto desde el exterior como desde el interior, momento que aprovecha Jordi para advertirles de que tengan cuidado con el radar que hay oculto tras un pino.

 

Hacia las nueve y cuarto dejamos atrás los coches equipados con casco, arnés, ocho, cintas exprés y una “daisy” que lleva Jordi, aunque de momento todo ello lo llevamos en el interior de la mochila hasta que lleguemos al inicio del descenso dentro de una hora y media. Jordi nos lleva por un sendero que ataja hacia el Camí dels Francesos, ocupando yo el cuarto y último lugar de la hilera que formamos. A dicho camino, señalizado con unas marcas de pintura, no tardamos mucho en llegar, pero ahora es el momento de continuar ascendiendo a través de él hasta un lugar ya bastante alto conocido como Coll de l´ Ajaguda, nombre que recibr por una aguja que parece estar sujetada por otra otra. En el collado nos detenemos, nos sentamos sobre la roca, sacamos algo de desayunar y el tema de conversa son los timos en los concursos telefónicos; nadie se cree que entreguen lo que prometen, en especial los premios tipo coche de alta gama o una cifra elevada de dinero. En cuanto a lotería, Jordi comenta que sólo se fía de la de Navidad. Javier añade lo fácil que debe ser trucar los sorteos que van por ordenador, mientras que yo añado que donde seguro que no hay trampa ni cartón es en los resultados de la quiniela. Sígrid tampoco se cree nada. Además, sorteos en los que se extrae cada cifra de entre diez posibles (ONCE, Lotería Nacional, etc) debe ser muy fácil de que salga la bola que tu quieres de entre diez, por ejemplo utilizando medios magnéticos, a modo de “fuerzas invisibles”.

 

Una vez reanudada la marcha, tras los pasos del veterano Avi Jordi llegamos hasta el lugar de la Canal del Migdia desde donde se puede comenzar el descenso equipado, realizado por primera vez (al menos documentado) en el año 1966. Algo atrapados entre dos grandes paredes verticales caminamos superando alguna pequeña dificultad hasta que llegamos al lugar donde montar el primer rápel, momento en que procedemos a equiparnos con el arnés, el casco, un mosquetón para rapelar y un ocho. Al estar parados y no entrar el sol entre las dos paredes, Sígrid y yo, lo más frioleros del grupo, comenzamos a sentir frío. La nostalgia me invade al tener a mi lado el lugar donde rapelé por primera vez – Javier también – en aquella ocasión llevando una cinta de persiana casera como arnés, que nos prestó Josep Antoni. Tres años después, el mismo descenso no puede proporcionar las mismas sensaciones, pues uno ha ido adquiriendo experiencia y visitando lugares mágicos, como las vías ferratas de Centelles o la Teresina, pero no deja de tener encanto el ir superando tramo a tramo los innumerables obstáculos que se van presentando en el Joc de l´ Oca.

 

Abandonamos la casilla de salida del siguiente modo: te acercas al lugar donde está montado el rápel, te atás con una cinta exprés a un daisy por si resvalaras, coges la cuerda y la pasas por el ocho, unes el ocho al mosquetón del arnés, te sueltas de la daisy, agarras bien la doble cuerda con una mano sobre ti y otra por debajo, pones los pies sobre la pared, vences tu miedo al vacío y comienzas a descender. Como hace tiempo que no hago nada parecido, cuando llega mi turno después de Jordi y Javier, procedo de manera patosa y precavida. En último lugar viene Sígrid, por lo que es la encargada de llevarse la “daisy”, mientras que una vez rapelados los cuatro es el turno de que Jordi y Javier recuperen la cuerda estirando de uno de los extremos. Toda la forma de proceder descrita en las líneas anteriores la repetimos hasta la saciedad, una y otra vez, de forma que después de un tiempo ya me parece cansino y monótono, pero peor sería bajar por las cadenas y cuerdas y dejarse las manos en el intento, o caer, poniendo en peligro tu integridad física. Por otro lado, pese a la “burocracia” del procedimiento de rapelar, luego es divertido bajar con los pies perpendiculares a la pared y el culo en el aire.

 

Durante las aproximadamente tres horas de descenso del Joc de l´ Oca nos topamos con dos grupos, ambos en sentido de subida, empresa mucho más difícil que la nuestra por el esfuerzo que supone subir a pulso los diferentes tramos, uno tras otro, aunque si hay alguien experto en el grupo puede tirar desde arriba con una cuerda asegurando al cansado o inexperto. Le digo a Jordi que a ver si un día lo hacemos de subida, y Javier y Sígrid se desmarcan, estableciendo que en ese día ellos irán a la vía ferrata de Centelles. Sería una interesante opción compaginar dicho ascenso con un descenso del cercano Tres en Ratlla, dejando para otro día el campeonato de parchís y la partida de dominó. Conforme descendemos, el sol a menudo aparece y desaparece, según nuestra pared izquierda nos lo tape o no, por lo que la sensación térmica va variando desde el bienestar hasta el frío pasando por el fresco. Javier le comenta a Jordi que cómo puede ser que en cinco metros de camino, desde el rápel anterior hasta el próximo, es capaz de liar tanto la cuerda. De vez en cuando aparece algún nudo que obliga a Jordi a recuperarla cuerda, deshacer el lío y volver a lanzar la cuerda pendiente abajo. A veces nuestro experto guía decide bajar el último, con la intención de tomarnos fotos desde arriba con su cámara anañógica, la cual parece tener los días contados visto que Avi Jordi está aprendiendo a usar su cámara digital.

 

Al llegar a la última pared, desciendo a través de una cuerda con nudos con el fin de fotografiarles desde abajo, y también porque me tienta hacer un descenso a pulso. Una vez han descendido hasta el boquecillo, habiendo tomado yo las oportunas fotografías, asciendo a pulso a través de la cuerda con la intención de realizar también el último rápel y de que me tomen alguna fotografía en él. Iniciamos el retorno a Can Jorba por un sendero que pasa junto a unas paredes donde está escalando, motivo por el cual escuchamos el impacto de una piedra en un lugar cercano a Sígrid y a mí, aunque aún vamos provistos del casco y del arnés. Jordi, “daisy” y yo tomamos un sendero, y Sígrid y Javier otro, juntándonos en el lugar donde finaliza el último rápel volado de la Tres en Ratlla, punto en el que llama la atención la presencia de unas zarzas “podadas” para que el sufrido montañista no se lastime al rapelar. Hacia las dos de la tarde, casi cinco horas después de partir, llegamos de nuevo alaparcamiento, donde el Seat antiguo sigue inmutable. ¿Qué mejor lugar para pasar los últimos días de su existencia?

 

P.D. Te invito a visitar mi canal de Youtube Feliz Éxito aquí:  www.youtube.com/felizexito


1 Comentarios
Enviado por Zodiaco el Friday 2 de January de 2009

“Javier me ha dicho que aclare que el coche en cuestión no es un Seat, sino un Renault 7, ya que lo considera un error importante. Apa siau!”


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