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Estas en ExCuRSiONiSmO RoMáNTiCo FoReVeR Archivo de Relatos May 2009 03-05-09: Ascensión Al Puig De Bassegoda (1373m)
Monday 4 de May de 2009, 19:53:01
03-05-09: ascensión al Puig de Bassegoda (1373m)
Tipo de Entrada: RELATO | 3669 visitas

Ascenso a la cumbre más emblemática de l´Alta Garrotxa desde la zona de Sadernes, en concreto desde el parquing P-4, próximo al Pont de Valentí, a unos 350m de altitud. Los más de 1000m de desnivel son la principal dificultad, aunque llegando a la cima hay un paso equipado que resulta peligroso sobre todo en presencia de nieve o en caso de lluvia. La subida final la iniciamos en el collado llamado Coll de Riu (993m), desde donde la “senda” sube de forma directa pero con vistas al Golfo de Roses y el Cap de Creus. Una vez arriba, un amplio panorama se abre ante nuestros ojos, con los Pirineos a un tiro de piedra, en especial el macizo del Canigó.

 

 

 

Después de un mes y medio sin llevar a cabo ninguna excursión destacable llega el momento de regresar a la Garrotxa. Esta vez el objetivo no es el Puigsacalm, sino el Bassegoda, tan diferente como cercano. Ayer llegamos a Sadernes e hicimos la típica caminata junto al río hasta Sant Aniol d´Aguja, lleno a rebosar de agua tras las abundantes lluvias de abril. Continuamos hasta el Salt del Brull y de regreso nos desviamos hasta el Salt de la Núvia, un gran precipicio con un nombre que suena a leyenda. Una vez en Sadernes nos instalamos en el camping, que constituye un cuarto de pueblo. Los otros cuartos son la iglesia, el hostal y la caseta de información, que entre otras funciones tiene bajar la barrera de acceso a la pista entre las 9h y las 17:30h. No es difícil de imaginar que quien quiera ahorrarse unos kilómetros de caminata (2,5km) debe de ser madrugador.

 

En el día de ayer llegamos desde Granollers a las 8:40 y nos pararon en el Parking 2 (P-2) porque el P-3 y el P-4 ya estaban al completo. Hoy tenemos la ventaja de haber dormido en el camping por lo que si no encontramos aparcamiento en el último parking (el P-4) será porque hayan dormido en él. En efecto, llegamos antes de las siete de la mañana y sólo hay un coche que debe de estar en ruta o acampado, y una furgoneta con un chico y un perro durmiendo en el suelo sobre el saco de dormir. A las siete de la mañana, por tanto, iniciamos la marcha hacia el lejano Bassegoda, una vez ahorrados los primeros 2,7km desde Sadernes gracias al coche (30minutos de caminata por pista). Nos quedan por delante muchos kilómetros de pista (7km), siempre en ascenso, y un ataque final de 400m de desnivel bastante duro.

 

Le comento a la Alba que creo que regresaré a Badalona sin haber hecho cumbre, en parte porque ayer me cansé ascendiendo a un pueblo llamado Talaixà, a donde no llegamos. Quizá tantos días sin salir de excursión, tanto sol y calor, tan mal dormir o un objetivo tan poco atractivo fueron la causa. O quizá simplemente fuese una pájara, como las que me aparecen casi siempre en la Pica d´Estats. Por otro lado, Alba nunca ha hecho una excursión de tanto desnivel, y según me han dicho en el camping el Bassegoda no es que quede cerca. A nuestro favor está el haber madrugado tanto y el estar caminando ahora con el fresco de la mañana, momento en el que el tiempo y los metros parecen pasar más deprisa y con menor padecimiento anímico.

 

Nos desviamos de la pista un par de minutos para visitar la ermita de Sant Feliu de Riu, románica del siglo XII, “con vuelta apuntada, ábside semicircular y campanar de espadaña”. Su estado es bastante bueno, debe de haber sido reformada no hace mucho. Desde el pequeño prado contiguo tomamos unas fotos y volvemos a la pista. Ésta avanza siempre entre bosques por lo que queda bastante protegida del sol. La subida es prácticamente constante, no hay mucho tramo donde descansar. Tampoco es que sea malo, porque si nuestro objetivo está mil metros por encima de nuestras cabezas y encima tuviésemos que hacer bajadas y volver a subir pues sería peor. Lo hemos visto desde las cercanías de la ermita aún lejano y, como dicen las guías, tiene aspecto de pecho femenino, con pezón incluido, cuyo ascenso incluye un paso equipado con cadenas y pequeñas grapas.

 

El tiempo transcurre y aparece el primer contratiempo: no hemos ido a Ca l´Agustí, que es donde ayer me recomendó el guarda que fuera, sino que hemos tirado hacia otro sitio que va al Coll de Riu. Consulto el mapa Alpina (E-25 Alta Garrotxa) y observo que habrá que olvidar el tema de Ca L´Agustí y que ahora habrá que ir a la cumbre por la ermita de la Mare de Déu deles Agulles o por Coll de Riu. Miramos el mapa en la bifurcación, y como desde Coll de Riu la senda aparece cruzando las curvas de nivel perpendicularmente pues decidimos ascender por la ermita, cuyo sendero sube no tan directo. Hay unos cinco minutos de senda hasta llegar a la ermita. También es románica del siglo XII y se llama de la Agujas (Agulles) porque las mujeres tenían la costumbre de cambiar las agujas que llevaban por otras que estaban clavadas en la ropa de la imagen. Descansamos sobre la hierba pocos minutos y reiniciamos la marcha por el sendero que nace en un cartel vertical que dice “Bassegoda”. El error (que aún no sabemos y descubriremos a la vuelta) es que tomamos hacia la derecha en vez de hacia la izquierda, por lo que aparecemos de nuevo en la pista por la que venimos desde Sadernes pero más arriba.

 

Tras la sorpresa de vernos de nuevo en la pista ya sólo queda la opción de llegar al collado y emprender allí el temido ascenso que sale tan vertical en el mapa Alpina. Llevamos dos horas y media de excursión cuando llegamos a Coll de Riu (993m), unos 650m de desnivel ya están ganados y la aproximación de siete kilómetros a la montaña desde el coche ha finalizado. Es el momento de encontrar una senda que lleve hacia la montaña. Localizo un hito junto a lapista pero el sendero es dudoso porque no vemos marcas de pintura y no es muy evidente. Trepo por una zona rocosa de unos diez metros muy sencilla y al asegurarme de que es por ahí llamo a la Alba para que venga. Lo último que deseamos es confundirnos de camino y tener que retroceder, empleando energías y tiempo innecesarios. Proseguimos por la senda. No parece ser muy frecuentada y, como bien indica el mapa de editorial Alpina, no se anda con rodeos, sino que sube directo hacia arriba apenas sin curvas. Debemos tener cuidado con no perder de vista los hitos. Tales montoncitos de piedra, a menudo en equilibrio precario, son nuestro guía en un terreno que desconocemos donde pronto aparecerán las rocas de la “tartera” (pedrera) y las paredes verticales del pezón.

 

Hay algo que brilla a lo lejos, a 45km de distancia: el mar Mediterráneo. En concreto se trata del Golfo de Roses, a cuya izquierda se observa el Cap de Creus con algunas montañas cercanas al mar. Hasta ahora la hora y el bosque nos han protegido del sol, pero aquí, en la vertiente sur, nos da de pleno y el día sigue su curso con un sol cada vez más alto en el cielo. La Alba comienza a cansarse de la excursión porque se trata de una cuesta realmente pesada y ahora con mucha piedra molesta, pero aguanta bastante bien y a veces más que yo, como ayer de camino a Talaixà. No le he dejado descansar mucho porque si no pasa el tiempo y nuestras opciones de hacer cima disminuyen. La única forma de que lleguemos a arriba es salir temprano y avanzar a buen ritmo. Si salimos tarde, nos distremos y luego empieza a picar el sol, lo más probable es que suceda lo mismo que ayer a las 14h de camino a Talaixà en ascenso bajo un sol de infarto: una retirada. Ahora hacemos paradas cortas pero frecuentes porque la cima está cerca y la subida es muy dura. No es frecuente encontrar subidas así sin apenas lazadas, con alguna pedrera incluida de piedras de mala muerte que te hacen retroceder en cada paso que das. Nos acercamos a unas paredes de roca blanca que esquivaremos pasando por una zona de vegetación que las supera. A veces el sendero es claro pero de repente no hay evidencias y es necesario buscar algún hito en los alrededores. Me recuerda a uno de esos senderos de cabras de los Pirineos. Su anchura es pequeña y a menudo casi desaparece.

 

Después de tanto subir nos topamos con unas paredes de roca verticales. Puesto que no hemos estado en la montaña y es imposible ver por encima de ellas, no nos podemos imaginar que se tratan de lo único que nos queda por subir. Tampoco nos podemos imaginar que la cumbre no es una, sino dos: la auténtica y una falsa cumbre separada de ella por una brecha vertical de unos veinte metros, pero a escasos tres metros en horizontal de la auténtica. El sendero ha ido a parar a la base de la pared de la falsa cima. Nosotros ignoramos todo ello, simplemente vemos una pared delante que nos barra el paso y un sendero evidente con hitos que va hacia la izquierda. Lo qu también ignoramos es que debemos tomarlo hacia la derecha, que nos llevaría a la pared de la cima verdadera y tras un rodeo a un tramo con cadenas que te deja en la cumbre. En fin, tomamos hacia la izquierda siguiendo los hitos y al cabo de unos cincuenta metros, en unos prados, aparecen los Pirineos nevados al norte. Como venimos de la cara sur pues no los hemos visto hasta ahora. No resulta difícil intuir que el sendero es de descenso, por lo que le digo a Alba que descanse y me voy a investigar. Trepo la pared de la falsa cumbre por una canal con hierba muy sencilla que me parece el único punto débil de la zona con la esperanza de ver que hay más arriba, con la sorpresa de que no hay nada más. Diviso la crucecita a unos veinte metros, y feliz de creer haber llegado a la cumbre regreso hasta la canal, llamo a la Alba, sube la canal y regresamos hacia la crucecita, pero… ¡sorpresa!

 

 

Estamos en una falsa cima que no tiene contacto con la cima real. Tenemos la preciada crucecita a unos diez metros en horizontal, unos dos metros más alta, pero a la vez tan lejana. Es casi como estar en lo alto del Falso Pollegón Inferior del Pedraforca, a unos metros del real pero a la vez tan inalcanzable debido a una gran brecha entre ambos. Aquí es más extremo porque lo tienes al alcance de la mano. Me asomo a la brecha pero es imposible, no hay conexión ni cresta sino un collado unos veinte metros más abajo entre ambas cumbres, en el corte vertical. Pocas cosas son tan duras para un caminante como el hecho de tener que retroceder. Más duro si cabe cuando se llevan tantos kilómetros en los pies y tanto desnivel en las piernas, o tanto esfuerzo cerebral. Son las 10:47, estamos junto a la cumbre pero hasta las 11:30 no la alcanzaremos. Tres cuartos de hora para diez malditos metros reales. Si estuviera Doraemon con nosotros le pediríamos el “casquet volador”, pero no es así. Por tanto, media vuelta y a descender la canal que he encontrado para subir a aquí. No he comentado nada de nadie porque aunque llevemos casi cuatro horas de excursión no nos hemos topado con ser humano alguno, menuda gozada. Menuda aventurilla también. La Alba va a dormir bien esta noche.

 

De regreso al sendero nos topamos con el primer grupo del día. Son cuatro humanos de mediana edad y provienen de Vic. Su coche, un 4x4 granate, es el único vehículo que hemos visto. En concreto, nos han adelantado en la pista a las 7:30 y han estacionado en Coll de Riu, por lo que gracias al coche nos han sacado cerca de una hora y media de ventaja. Deben de haber llegado a Coll de Riu hacia las 8 y nosotros hacia las 9:30. Ellos ya descienden de la cumbre. Nos dicen que han cometido el mismo error que nosotros, es decir, que tiraron hacia la izquierda una vez llegados a la pared. Es lo lógico si llegas y ves que los hitos van hacia allí y no conoces la zona. El hito que marca a la derecha está escondido tras un árbol, por lo que construyo uno. De todas formas, quien suba ahora verá a ambos lados: los de la izquierda, y el mío hacia la derecha. Y es que esos hitos no están hechos para quien suben desde Coll de Riu, que parece un sendero marginado sin señales de pintura y medio borrado, sino para los del sendero que va de izquierda a derecha, desde la Mare de Déu de les Agulles hasta la cumbre. Ellos están probando de bajar por ese sendero pero les enseño el mapa y deciden regresar por donde han venido, que es por donde hemos venido nosotros. Si fueran hacia la ermita luego tendrían que subir hasta Coll de Riu que es donde han dejado estacionado el 4x4. En estos momentos la Alba sólo tiene clara una cosa en la vida: que no va a bajar por el sendero por el que hemos subido. Nosotros sí tiraremos hacia la ermita en el regreso, haciendo así una especie de ruta circular desde la misma, pasando por el Coll de Riu y por la cima de la montaña.

 

Seguimos esta vez la senda hacia la derecha, pasando junto a la brecha que separa ambas cumbres y rodeando la auténtica. Por el lado opuesto a la brecha está el paso que lleva a la cima, “corto pero aéreo, peligroso en caso de lluvia o nieve”. Extremamos las precauciones y a las 11:30, después de cuatro horas y media de excursión, coronamos por fin la montaña. Esta vez la cima es auténtica, principal, verdadera. Un vértice geodésico por los suelos, un belén metálico, una cruz. No hay duda, lo hemos conseguido. Somos los segundos del día en llegar. Quizá pronto comiencen a llegar los que vengan del norte y del este por la ruta normal. Por Sant Aniol el camino es más largo y la gente aún tardará más en llegar. Disfrutando de la soledad de la cumbre, del susurro del viento y del dilatado paisaje tomamos diversas fotografías, en especial con el Canigó como compañero, que parece estar al alcance de la mano cubierto de un gran manto de nieve que reluce con el sol. Es una montaña a la que algún día tendremos que ir. Bajo la visera de nuestras gorras podemos apreciar el Montseny (Agudes, Matagalls), el Golfo de Roses, el Cap de Creus, los Pirineos nevados (Puigmal, Vallter, Canigó), muchísimas montañas cercanas de modesta altura y cubiertas de bosques, el Puigsacalm y Olot, la capital de la comarca. Hacia el final de Sant Aniol hay una montaña puntiaguda y más alta que ésta, con forma de cono y el tramo final carente de bosque. Juraría que se trata de una cima comarcal.

 

Dejamos de estar solos hacia las doce, cuando llega una joven pareja de la ruta normal. De todas formas son mayores que nosotros. Llevo toda la mañana chinchando a la Alba con que los de nuestra edad están en la playa. El día es expléndido y los informativos me dan la razón. La mayoría de personas, indistintamente de la edad, han optado este puente por la playa. También es más barata en tiempos de crisis, aunque por menos de quince euros tienes el camping de Sadernes, tan familiar como bien ubicado en plena naturaleza. Nos despedimos de la pareja, del Pirineo, del Puigsacalm y del paisaje. Miramos hacia la Vall d´en Bas, donde estaremos dentro de unas horas de camino a casa dejando atrás esta montaña, esta cima, esta empresa. Será el momento de enfrentarse al regreso a la civilización, a la contaminación,  al estrés y al ruido. Pero aún nos queda todo el descenso por delante para sufrir. Bajar mil metros de desnivel siempre suponen un disgusto para las rodillas y para el cerebro de quien desea con todas sus fuerzas llegar al querido coche. Siempre se quiere lo que no se tiene.

 

Calculo que si hemos tardado 3h45min en subir a la falsa cumple emplearemos unas tres horas en descender, llegando a las 15h. Alba es más optimista y dice que a las 14h ya estaremos en el coche (dos horas). Lo veo poco probable. Con bastantes números para ser yo el ganador así que la apuesta: si llegamos antes de las 14:30 gana ella, si llegamos después gano yo. El tiempo dirá. Lo primero es destrepar el paso equipado con precaución. Aunque es muy sencillo no es cuestión de caerse de la pared y llevarse un disgusto. El tercer y último grupo que vemos hoy está a punto de iniciar el ascenso del tramo y también viene de la ruta normal, de un sitio que llaman Pla de les Bateries. Cuando nos ven irnos por la senda del sur se quedan comentado hacia donde creen que vamos. Nosotros tampoco lo sabemos, pero he deducido por el mapa, con acierto, que debe de llevar a la ermita de la Mare de Déu de les Agulles, que ya hemos visitado de subida. Si en ella no nos hubiésemos equivocado habríamos subido por aquí, nos habríamos evitado la fuerte subida desde el Coll de Riu y no habríamos ido a parar a la falsa cima. Quizá me hubiese tropezado con una piedra, golpeado la nuca o abierto la frente, así que nunca sabré si hice mal o no de equivocarme. Quien no se consuela es porque no quiere.

 

Como se refleja en el mapa Alpina, este sendero es menos duro. Hace las lazadas necesarias y además de hitos tiene unas cintas de plástico blancas y rojas en los árboles de esas que a veces se ponen en las marchas populares, no son marcas GR. En el terreno igualmente hay rocas y zonas de pedrera pero es que esta montaña es así, si no no tendría forma de pecho femenino sin las bandas rocosas. Al cabo de bastante rato y con los pies algo doloridos salimos a un sendero y tomamos a la izquierda, yendo a parar a la ermita de la Mare de Déu de les Agulles. Es entonces cuando descubro el sitio exacto en el que nos hemos equivocado hace ya unas horas cuando tiramos hacia Coll de Riu en vez de hacia la cima por donde venimos. Al menos hemos hecho desde aquí un itinerario circular y hemos conocido las vertientes sur y oeste de la montaña. La Alba echa a correr hacia la pista cuando le digo que en el mapa sale un sendero más corto que va hacia Ca l´Agustí, por donde teníamos que haber subido según el guarda de la caseta de información que me informó ayer. No quiere ni oir hablar de senderos, no abandonaría la pista por nada del mundo hasta llegar al coche. Se consuela sabiendo que ya tenemos elcoche en esta pista, pero aún deben de quedar unos seis kilómetros de descenso. Los kilómetros pasan rápidamente porque avanzamos rápido: es en descenso y tenemos ganas de llegar y así comer en el camping. Es como ir dejándose llevar, cayendo a cada paso, con un claro perjudicado: la rodilla. Le digo que me voy a hacer daño en la rodilla y me dice que le hace gracia, que después de las piedras que hemos soportado ahora le busque pegas a la pista, que para ella representa algo así como un camino de rosas en comparación con lo que ha padecido hoy. La apuesta la acaba ganando ella porque en poco más de dos horas llegamos al coche. Son las 14:05, cuando a las doce estábamos más de un kilómetro por encima de nuestras cabezas. Tengo los oídos taponados, quizá de tanto trote en la pista, quizá del cambio de altura. Lo cierto es que voy a regresar a casa con el Puig de Bassegoda en el bolsillo cuando hubiera apostado por lo contrario. Y es que a veces en los temas montañiles uno se sorprendre y algo a priori fácil se le atraviesa, pero algo de más renombre y desnivel a base de sacrificio y motivación se lo lleva para casa. El secreto no está en la masa, ni en las piernas, sino en la cabeza. Otro día… ¡a por el pueblo de Talaixà!

 

 

P.D. Te invito a visitar mi canal de Youtube Feliz Éxito aquí:  www.youtube.com/felizexito




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