Friday 9 de November de 2007, 18:27:53

Tras varios años añorando alcanzar la cúspide del Pic de l´ Infern, he logrado pisar la cumbre de uno de los picos más bellos del Pirineo oriental, debido principalmente a su agreste morfología, sobre todo exaltada por las formas suaves de cumbres cercanas como la del Bastiements.

Una mañana de otoño me encuentro con un viejo conocido: Félix. Viene acompañado por una trotamundos que parece haber recorrido medio mundo y parte del extranjero. Un percance ocurrido ayer durante la realización de una vía ferrata a impedido que Javier, uno de los impulsores del proyecto, no nos acompañe en tan linda empresa. Nos disponemos a ascender a una de las montañas más bonitas del Ripollés, el agreste Pic de l´ Infern (2869m). Si no logramos culminar nuestro objetivo no será la primera vez que mis ilusiones con dicha montaña se vayan al traste, pues llevo varios años intentando y soñando contemplar los lagos de Carançà desde tan magno aposento.

Las agujas del reloj están a punto de marcar las nueve cuando partimos del auto de Félix con rumbo al popular refugio de Ulldeter, siempre a la sombra de una imponente montaña llamada Gra de Fajol y bajo la debilitada silueta de la luna diurna. Una alegría recorre mi cuerpo al contemplar los resistentes árboles, las empinadas laderas rocosas o un ruidoso riachuelo que constituye el nacimiento del río Ter, del cual bebemos en Badalona. Atrás han quedado los ruidos, la gente, el estrés, los vehículos y la polución atmosférica, así como la brisa marina.

El trazado hasta el collado de la Marrana me resulta familiar. Es paso frecuente para cambiar de valle, ascender al Gra de Fajol, al Bastiments, o alcanzar el refugio de Coma de Vaca o el Santuario de Nuria. En este lugar estuve acompañado en su día por un dicharachero peluquero, varias iniciadas y el ausente Javier. Descendemos a un pequeño valle donde nos encontramos con la Cabana de Tirapits. Es la primera vez que la veo por lo que la curiosidad me hace entrar. Su interior se halla repleto de nieve debido a que alguien se ha debido de dejar la puerta abierta. En el exterior, el día es soleado, la temperatura alta y la nieve prácticamente es inexistente. Básicamente sólo la hemos pisado en el ascenso al collado.

Junto a la puerta, almorzamos con vistas a la cumbre deseada, no muy distante. Hay un entretenido pero corto cresteo, principalmente debido a que el sendero está en algún momento oculto bajo algo de nieve. Es el tramo más bonito de la ascensión, sobre todo debido a las buenas vistas de las que podemos gozar. Los últimos metros a la cumbre son por una especie de arista ancha, donde empiezo a acariciar el ansiado objetivo. A mis espaldas, Félix me fotografía mientras camino hacia la ansiada meta, una imagen que me recuerda a la tomada al coronel Norton en 1924 cuando se dirigía hacia la cumbre del Everest a menos de 300m de ésta.

El Pic de l´ Infern, como el Everest, tiene arista noroeste. Ésta cae estrepitosamente hacia los lagos de Carançà de una manera que me causa pavor sólo de pensar en intentar ascender por ese lugar, aunque sé que encordado sí se puede lograr. Ante nosotros tenemos la Cerdaña, culminada por la Pica del Carlit (2921m), el pico más alto del Pirineo Oriental. El segundo lo tenemos a nuestra izquierda, el Puigmal, de unos 2913m de altitud, dominando el valle de Nuria. En el lado opuesto se alza la mole del Bastiments, techo del circo de Ulldeter. Su cumbre se halla repleta de personas. La Cataluña central se encuentra inmersa en un mar de niebla, sobre el cual aparecen tres islas: Montserrat, el macizo del Matagalls y el de Turó de l´ Home-Les Agudes.

Nos felicitamos mutuamente, nos fotografían y tomamos el sol. Félix hace un curso acelerado de toponimia con el mapa de Editorial Alpina en mano. Lola disfruta tomando el Sol, mientras que yo me decanto por examinar los lagos de Carançà e intentar discernir la ruta que va a ellos desde el collado de Noucreus. Otro de los viejos sueños sin cumplir es el de la travesía Núria-Toes, gran parte de la cual contemplo desde mi ubicación privilegiada al amparo de los dioses de las alturas.

En vez de regresar por donde hemos venido, iremos por la carena pasando por la cumbre del vecino Pic Freser, bastante estético. De camino corono una cercana cumbre adornada por una pequeña cruz metálica. Flanqueamos por una pedrera la mole del Bastiments en dirección al collado de la Marrana. La rocosa ladera es incómoda de recorrer, de manera que el retorno se hace algo pesado. En los alrededores del refugio de Ulldeter me saluda Miguel. Me comenta que salió alguna fotografía de nuestra ascensión a Les Agudes en el “temps del Picó”,  y que quiere que repitamos la trepada de los Castellets para tomar nuevas fotos.

Sobre las 16 o 17h llegamos al coche tras muchas horas de excursión a un ritmo tranquilo; muy tranquilo. Así es como da gusto disfrutar del montañismo: con buena compañía, buenas condiciones meteorológicas y sin ningún tipo de prisa. Abandonamos el lugar por una carretera rodeada de bosques de aspecto otoñal, con coloración diversa. La vegetación constituye un tapiz de mil colores, paisaje que me recuerda a mi transcurrir en el Camino de Santiago por los bosques de Irati en otoño de 2005. En definitiva, un sueño cumplido.

P.D. Te invito a visitar mi canal de Youtube Feliz Éxito aquí:  www.youtube.com/felizexito