ExCuRSiONiSmO RoMáNTiCo FoReVeRExCuRSiONiSmO RoMáNTiCo FoReVeR
 Zodiaco Zodiaco
Estas en » ExCuRSiONiSmO RoMáNTiCo FoReVeR » Archivo de Relatos » January 2008 » Día 17: 27-12-07: León – Hospital De órbigo
Friday 18 de January de 2008, 19:40:38
Día 17: 27-12-07: León – Hospital de Órbigo
Tipo de Entrada: RELATO | 1197 visitas

Donde se cuenta lo que sucedió durante la primera jornada de peregrinaje del tercer y último asalto a la catedral de Santiago de Compostela, incluyendo el desvío por Villar de Matarife.

 

 

 

El tiempo siempre avanza hacia delante, por lo que si alguna cosa ha de suceder, sólo es necesario esperar lo suficiente. Mis enormes ganas de comenzar a caminar me empujan a salir a las ocho, hora temprana para ser invierno. Movido por la impaciencia de que lleguen nuevos paisajes y situaciones de deleite para el caminante me hacen salir a la calle. Atrás dejo la repetitiva y nada sugerente vida cotidiana para hacer frente a la incertidumbre, al no saber donde estaré dentro de un rato, que me pasará durante el día o que nuevos paisajes y gentes conoceré. Aseméjese a cuando el famoso hidalgo de Cervantes decide abandonar su hacienda, hacerse nombrar Don Quijote de la Mancha y ejercer el antiguo oficio de la andante caballería, en busca de innumerables aventuras. A medio leer tengo el célebre libro, por lo que sus quinientos gramos viajan conmigo en la mochila por si es menester sacarlo y seguir disfrutando del “loco tirando a cuerdo” y  su infatigable escudero, quien siempre sueña con el gobierno de una ínsula.

 

Caminando por la capital observo que mi termómetro marca -3,5º C. Voy abrigado con guantes, gorro y braga como haré cada mañana. Junto al León Arena se encuentra un monumento taurino bastante llamativo que tiene por nombre Torio Ancestral. Voy paralelo al río Bernesga hasta llegar a la altura del grandioso Hostal de San Marcos, donde hay una gran plaza. Entonces cruzo el río por el puente de San Marcos, como han hecho tantos peregrinos desde que en el siglo XVI fue construido para sustituir a uno anterior. Anexo a la capital se encuentra Trobajo del Camino, donde fotografío una pequeña iglesia o ermita. Me llaman la atención unas viviendas cueva antes de entrar en el municipio de Virgen del Camino. En él se halla un santuario dedicado a la patrona de León. En la fachada cuenta con un apostolado de bronce formado por trece estatuas de seis metros y setecientos kilogramos cada una (los doce apóstoles más la Virgen). El retablo barroco (1730) está presidido por la Virgen del Camino.

 

Una vez dejada atrás la localidad, ante un túnel se me plantea un dilema a causa de una señalización incongruente. En un primer momento en vez de pasar por él tiro a la derecha y camino un cuarto de hora paralelo a una gran autopista. Al no haber visto desde entonces ninguna flecha amarilla decido retroceder, con la carga psicológica que comporta eso en el Camino. Ahora, en casa, creo que sí que era el camino correcto hacia Hospital de Órbigo pasando por Valverde de la Virgen, San Miguel del Camino y Villadangos del Páramo. La cuestión es que pasado el túnel vuelven a haber incongruencias por lo que sospecho que alguien del pueblo ha boicoteado la señalización quizá para que no pasemos peregrinos por delante de su casa. Lo único cierto es que para llegar a Hospital de Órbigo voy a dar un gran rodeo, pasando de los treinta y dos kilómetros a no menos de treinta y cinco según me contarán. Eso sí, se dice que la variante que tomo es mejor que la anterior pues su trazado está alejado de la carretera a diferencia de la más directa. Entrando en detalle, mi variante pasa por los pueblos siguientes antes de llegar a Puente de Órbigo: Fresno del Camino, Oncina de la Valdoncina, Chozas de Abajo, Villar de Matarife (el más importante) y Villavante.

 

La verdad es que el hecho de haber malgastado energías durante media hora, el no saber a ciencia cierta donde me hallo ni a donde voy (en mi guía no sale esta variante), y el encontrarme tantas señales amarillas tachadas y unas nuevas sospechosas e incongruentes me bajan la moral e ímpetu inicial. Lo único que sé es que camino por paisajes solitarios hacia unas montañas nevadas que se ven en el horizonte, una de ellas bastante prominente que asemejo al Puigmal. Un señor cazador de avanzada edad me dice que se llama Teleno, y que por allí se encuentra Astorga. Me cuenta que caza perdices y liebres para comérselas. También veo a dos cazadores sentados en el suelo comiéndose unos buenos bocadillos. Quizá les digan a las mujeres que se van a una dura jornada de caza, y luego la pasan disfrutando de una buena comida, del vino, el silencio y la tranquilidad del páramo leonés, donde por lo que he visto deduzco que la afición a la caza es considerable. Estos paisajes del páramo leonés difieren en algo a las interminables llanuras palentinas y burgalesas, como Tierra de Campos. Aquí muchas veces son hierbas en vez de cultivos, y prácticamente la totalidad del terreno parecen ser cotos privados de caza. Hay multitud y variadas aves. Unas son negras, bastante grandes y hacen unos sonidos peculiares. El hecho de hallarme a más de ochocientos metros de altitud en esta meseta y en invierno hace que no pase calor en las horas centrales del día. Tampoco paso frío gracias a que estoy en continuo movimiento.

 

En esta época del año te puedes pasar todo el día caminando sin cruzarte con ningún peregrino, ya que prácticamente no hay nadie. De hecho, en los más de trescientos kilómetros no me voy a encontrar a más de cinco. Donde sí suelo encontrarles es en los albergues, pero en número muy reducido, rondando el cero. Así, hoy no me voy a encontrar con ninguno ni durante el camino ni en el albergue. Dicen que peregrinar en invierno es reencontrarse con el verdadero Camino, ya que en otras épocas del año se encuentra masificado y pierde gran parte del encanto. Es la diferencia que hay entre subir al Bastiments, Puigmal, Pica d´ Estats, Monte Perdido o Aneto en verano o en invierno. Sé de oídas que en verano hay auténticas carreras por llegar los primeros al final de la etapa y así coger cama en el albergue, ya que muchísima gente se queda sin plaza y ha de dormir en el suelo. Por suerte o por desgracia, he podido evitar el verano durante estos años: en 2005 disfruté de los bosques de Irati en otoño mientras que en 2007 anduve por tierras riojanas y castellanas en primavera. Ambas épocas fueron diferentes a la actual, así como supongo que lo serán del verano pero por motivos completamente opuestos. Como conclusión, se podría decir que el pago del frío, la soledad y la poca presencia de albergues abiertos tiene la contrapartida de disfrutar de la soledad de estos lugares, siendo así una buena oportunidad para que el caminante o peregrino reflexione, piense y disfrute al máximo su propio Camino.

 

Un cartel sobre el trazado de esta variante en Chozas de Abajo me alivia, como punto final indica Hospital de Órbigo que es hasta donde hoy pretendo llegar. La etapa teórica finaliza antes, en Villadangos del Páramo, pero ni voy a pasar por allí ni puedo permitirme no hacer más kilómetros ya que de aquí a Reyes tengo menos días disponibles que etapas por hacer, de manera que he de procurar hacer el número máximo de kilómetros diarios que me permitan las pocas horas de luz de diciembre. Caminando por los campos no deja de llamarme la atención aquel particular Puigmal leonés, elevándose nevado en el horizonte cada vez más cercano. La tentación se me presenta en forma de bancos ubicados a la sombra de unos árboles en pleno páramo. Nunca va mal un pequeño descanso, sobre todo si uno va cansado, en parte debido a que voy excesivamente cargado ¡cuánta comida me ha puesto mi madre!. Me tumbo un par de minutos en uno de los fríos bancos sin ganas de leer algo del Quijote. Me encuentro excesivamente cansado, quizá porque ya al salir de casa estaba algo enfermo y el frío de esta mañana no me habrá sentado nada bien.

 

Cerca de un pequeño pueblo, como suelen ser todos, observo a un pastor que lleva a multitud de ovejas y a una mula con carga. ¡Vete a saber que diría el célebre caballero andante sobre tal ejército enemigo! En todo caso, una buena aventura seguro, donde desfacer agravios, enderezar tuertos y mandar a algún derrotado a comparecer ante la sin par Dulcinea del Toboso. Junto a la iglesia de Villar de Mazarife me encuentra con el “albergue Tío Pepe”, nombre bastante llamativo. Sobre ésta hay unos nidos de cigüeña, alguno aún ocupado por su huésped. Parece ser cierto eso de que las cigüeñas están dejando de migrar a África para pasar allí los inviernos debido a que los inviernos en España se están volviendo menos fríos. De todas formas, habría que hacer un buen estudio para demostrar tanto el aumento de las temperaturas invernales como la influencia en las costumbres migratorias de estas aves. Pasado el pueblo el paisaje cambia repentinamente ante la aparición de unos interminables campos de caña. Un tractor tiene puestas las noticias deportivas en la radio, creía que sólo los vehículos de ciudad tenían radio. En Galicia comprobaré como una pareja joven que trabaja el campo tienen puesto en el tractor una música dance como podría ser la cadena “MáximaFM”.

 

Entre pitos y flautas cada vez llevo recorridos más kilómetros, pero creo que no tantos como para encontrarme tan extenuado y cansado. Además me duele la espalda y los hombros de llevar puesta la pesada mochila durante tantas horas. Sólo deseo llegar a Puente de Órbigo, localidad unida a Hospital de Órbigo por un largísimo puente llamado “Passo Honroso”. Son las cinco y media cuando llego a dicho punto y no puedo resistir a la tentación de pararme y sentarme en él. Donde ahora estoy sentado se han librado célebres batallas. Por otro lado, se cuenta que en 1434 un caballero leonés llamado Suero de Quiñones, declarándose en prisión de amor de cierta señora, se enfrentó contra todos los “caballeros aventureros” que osaron pasar por el puente hasta romper trescientas lanzas. No cabe duda que la historia, constatada por un notario de la época, podría haber salido del mismísimo Quijote.

 

Dejando atrás el puente, numerosas horas de caminata y otros tantos kilómetros, me dirijo al único de los tres albergues que está abierto en esta época. A una señora que viene en bicicleta le pregunto si queda mucho para llegar a él (está en una larga recta dejando el pueblo a un lado). Resulta ser la hospitalera, que ya se iba para su casa, por lo que retrocede para abrirme el albergue, donde no hay ningún peregrino. De aquí a mañana se podrían contar muchas cosas, pero baste decir que no me encuentro nada bien. Vomito a la hora de la cena. No ceno. No me puedo dormir y a media noche vuelvo a vomitar. Siento calor (debo de tener fiebre), pero a la vez frío porque el albergue no tiene calefacción. Por otro lado, no duermo sólo, pero tampoco con peregrinos. Se podría decir que mis tres acompañantes son “peculiares”, y que no tienen donde dormir. Uno de ellos no se separa en ningún momento del envase de vino de un litro ni de su perra, a quien rescató de la muerte hace ocho años y que tiene por nombre “cara bruta” que significa “cara sucia” en catalán. Tiene la radio a todo volumen durante toda la noche, siempre sintonizando las noticias. Habla de que han matado a alguien por Pakistán. Los otros dos, que les va la cerveza y el tabaco, dicen que se veía venir. Estuvimos conversando junto a la chimenea, donde estuve con ellos hasta acostarme por ser una fuente de calor con la cual hacer frente al frío. En la habitación hay un pequeño radiador (funciona uno de los dos tubos de que consta) y mantas. De esta enferma, fría, calurosa y peculiar forma acaba mi primera jornada en la tercera vez que vengo al Camino.

 

 

 

P.D. Te invito a visitar mi canal de Youtube Feliz Éxito aquí:  www.youtube.com/felizexito




Añadir nuevo comentario
Usuario de Madteam.net No usuario




Vista Previa



 

 
MadTeam.net | Suscribirte a este blog | Creative Commons License Blog bajo licencia de Creative Commons. | compartir este enlace en Facebook