Monday 5 de January de 2009, 21:16:05

Itinerario circular con inicio en el Coll de Font de Cera, coronando el Turó de Galzeran hacia la mitad de la caminata, desde donde se puede contemplar un amplio panorama si la visibilidad es buena. Quizá lo más destacable sea que, además de ser el punto más alto de los alrededores, se encuentra a poca distancia del mar.

Caminar un par de horas a través de una zona boscosa es una saludable manera de iniciar un nuevo año, en el que quizá se cumplan algunos de nuestros sueños. La carretera que une el mucicipio costero de El Masnou con Granollers, llamada BV-5002, supera la Serralada Litoral por un collado llamado Coll de Font de Cera, situado en el km 5,7. Al margen de la carretera hay espacio para estacionar tres o cuatro coches. Las marcas de pintura blancas y rojas que llegan a un lado de la carretera y marchan por el otro pertenecen al GR-92, que en Cataluña une Portbou y Ulldecona avanzando siempre por las proximidades de la costa.

A las 12:35 abandono el coche con papel, bolígrafo, cámara de fotos y un pequeño paquete de plástico que contiene cuatro galletas de dinosaurios Lu. A los pocos metros añado a mi equipación una rama curvada que, más que ayudarme en mi progresión, disminuye mi temor ante la aparición de algún perro de las urbanizaciones cercanas. Por lo que he leído en el libro “ Serralada de Marina, La Conreria, Guia del Parc , de Miquel Jaumot i Bisbal “ , el Turó de Galzerán constituye el punto más elevado de la zona, o al menos en el ámbito del libro, y su rasgo principal es la presencia de una torre de vigilancia para detectar incendios forestales. Este último rasgo es el que me va a permitir reconocer mi objetivo, pues es la primera vez que voy a intentar su ascenso y dada su baja altitud lo más difícil será hallarlo intuitivamente.

Nada más dejar atrás el coche, se presenta una sombría pista de considerable pendiente rodeada de un bosque que le proporciona sombra, frescor y humedad. Me parece una bonita zona, por lo que si alguna vez me aficiono al geocaching, esconderé por aquí un tesoro para que venga gente hasta aquí para buscarlo. La mayoría de personas que transitan por esta zona son los amantes de la bicicleta de montaña, aunque el ser uno de enero no propicia el encuentro con éstos. Paso junto a una urbanización llamada Alella Park, con impagables vistas al mar, y prosigo siempre las señales rojas y blancas. En una bifurcación, las tomo hacia la derecha, siendo las de la izquierda el sitio por donde regresaré aunque aún no lo sé. El tiempo va pasando mientras para sorpresa mía el itinerario va por la cara que da al interior, sombría. Yo creía que el camino iría por la vertiente del mar, soleada, que es por donde regresaré.

Un cartel que dice “adiestramiento de perros de caza” me hace poca gracia, pero no espero que en esta fecha alguien esté con los canes inculcándoles maneras de proceder. Un mineral azul llama mi atención, pero para no llevarlo encima lo dejo sobre un tronco talado junto a la pista con la intención de cogerlo a la vuelta, cosa que no podré hacer por optar luego por otro camino. El tiempo transcurre sin pausa, empezándome a preocupar porque quizá me haya pasado de largo, aunque lo cierto es que la montaña está más lejos de lo que me pensaba. Un poste indica que a mano izquierda llegaré al Turó de Galzeran, cosa que logro en apenas dos minutos. Siendo uno de los “cent cims” puntuables de la FEEC, también es un trifinio, es decir, un punto donde concluyen o finalizan tres divisiones territoriales. En concreto, aquí estoy al mismo tiempo en los municipios de Alella, Tiana y Martorelles de Dalt.

La montaña pertenece al Parc de la Serralada Litoral, de la Xarxa de Parcs Naturals de la Diputació de Barcelona. Su posición entre el mar y la Plana del Vallès le proporciona un inabastable panorama, con lo cual no extraña la presencia de la torre de vigilancia, como tampoco los restos de poblados ibéricos en colinas cercanas. En el lado del mar se ve desde Barcelona hasta Premià de Mar, con todas las localidades costeras entre ambas, como es el caso de Badalona, de donde venimos tanto yo como un chico que ha llegado en los lomos de un caballo hasta aquí. Por el interior se aprecian las nieves del Matagalls, el también nevado Turó de l´ Home, Sant Llorenç de Munt, Cingles de Bertí, Pic del Vent y Montserrat. En la misma cadena, más adelante, se encuentra la Conrería, y más abajo Tiana, de la cual puedo distinguir la cúpula blanca del observatorio astronómico, junto a un campo de fútbol.

La temperatura es agradable, y las vistas son buenas, pero he empleado demasiado tiempo hasta llegar aquí aún me queda el regreso, para lo que a priori era un corto paseo. Opto por bajar la vertiente soleada a través de viñas, de cuyas vides se obtiene el vino de denominación de origen Alella, donde se produce desde hace muchos siglos. En esta época es más apetecible caminar por las zonas soleadas, y además puedo observar el mar a cada momento, algo no siempre posible en una excursión. Al cabo de un rato observo más abajo un bosque de pinos que no debió de ser arrasado por el gran incendio que en los años noventa arrasó la zona y propició la muerte de un monje de La Cartoixa de Montalegre. Muy atrás en el tiempo queda la época en que lobos y osos habitaban estos parajes, donde en la actualidad esquivos jabalíes y ruidosas aves viven bajo la acosante presión humana. A las 13:35 llego al coche, casi dos horas después de haber partido, dejando atrás el mineral azul que quizá otro día pueda recuperar.

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