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Monday 16 de March de 2009, 18:41:11
14-03-09 : Por la Calma hasta el Sui (1317m)
Tipo de Entrada: RELATO | 3837 visitas

Sencilla excursión de poco desnivel por los prados de una zona del Montseny muy transitada por los amantes de la BTT. Desde el aparcamiento cercano al Turó de Tagamanent, seguimos la pista hasta las proximidades del Sui. Unos últimos metros por sendero nos dejan en la cima, un espléndido mirador desde donde contemplar sin prisas el dilatado paisaje a nuestros pies.

 

A las 10:45, una hora poco decente para iniciar la excursión, partimos desde el Collet de Sant Martí (973m). El acceso hasta aquí consiste en una pista de 6,8 kilómetros que parte del pueblo llamado Tagamanent, situado en la C-17 (antigua N-152) entre El Figaró y Aiguafreda. Aunque va contra mis principios coger el coche para transitar por los bosques dejando tras de mí una nube de polvo y contaminando acústicamente la zona, si iniciásemos la ascensión en Aiguafreda no llegaríamos hasta nuestro objetivo. No hace mucho, Alba y yo ascendimos hasta el Tagamanent y el Pla de la Calma desde Aiguafreda, pero el Sui aún se elevaba lejos y, lo peor, quedaba por delante el largo descenso.

 

En principio aún estamos en invierno, pero el día va a ser primaveral, con un sol de lo lindo acompañado por algo de viento. Lo justo para no pasar ni frío ni calor. Con lo básico en la mochila, y la Alba libre de carga alguna, nos dirigimos hacia la planície de la Calma, siempre por una pista de tierra que lleva al ciclista, al caminante o al conductor hasta Collformic, en el otro extremo del macizo, ya lindante con el del Matagalls. Pasamos junto al restaurante El Bellver, y llegamos a la altura de Ca l´ Agustí, una pasa de payés típica, vestigio de una época pretérita. La verde hierba, el azul del cielo y el color marrón de la pista conforman grandes contrastes que deben ser inmortalizados por la cámara fotográfica. Con la simple acción de apretar un botón guardo para siempre un paisaje, algo que si siempre hubiera existido quizá habría impedido el nacimiento de la pintura paisajística, aunque a veces es más bonita la ficción que la realidad.

 

Ascendemos cómodamente por el interior del Bosquet de l´ Agustí, cuya sombra propicia la aparición del fresco aún no deseado en esta época, más para alguien tan friolero como yo. Una vez alejados de los árboles podemos distinguir el bosque. Ha quedado atrás, pero en cuestión de horas nos volveremos a ver las caras. Es lo que tienen las rutas no circulares, donde tienes que regresar por donde has ido. Entre verdes prados, por la marcada pista que me recuerda al Camino de Santiago, vamos siempre adelante dejando cada vez más atrás las mundanas preocupaciones, sobre todo las académicas o profesionales que tanto le amargan a uno entre semana. La excursión es un período de tiempo en el que uno se olvida de todo, y sólo debe preocuparse de sus orígenes: poner un pie delante del otro, caminar, buscar nuevos lugares y horizontes. Es el único objetivo, nada más importa.

 

Somos los únicos que caminamos. Nos adelantan varios vehículos 4x4 de color rojo, y diferentes grupos de BTT que encuentran aquí un paraíso para llevar a cabo su actividad. De hecho, en el Montseny no se permite circular con la bicicleta por fuera de las pistas, por lo que se suelen aprovechar éstas para ir de un sitio al otro, a menudo bastante lejanos tanto en el espacio como en el tiempo. Un 4x4 rojo aparcado en el nacimiento de una pista a la derecha es la señal; debemos abandonar la pista a Collformic. No hemos estado nunca en el Sui, pero dado que en esta pista sí que hay gente, tanto a pie como en bicicleta, todo indica a que es por aquí el camino. Además, por allí se ve un pico de llamativo aspecto con algo en su cumbre que según creemos debe ser nuestro objetivo. Dicho sea de paso que ha nacido en mi mente a causa de que es bien visible desde el Vallès Oriental, y su presencia distante y elegante en el horizonte (visto desde Granollers) ha sido toda una invitación a acudir hasta él.

 

La aproximación hasta el Sui, que visto desde la Calma es apenas una elevación del terreno, se nos está haciendo cansada, más a mí que a Alba. A las doce y media del mediodía, a unas decenas de metros de la cima, decidimos para a comer a la izquierda, en unas rocas con vistas a los macizos del Matagalls y del Turó de l´Home-Les Agudes. Preferimos optar por la tranquilidad y la soledad que por comer allá arriba, donde están llegando diferentes grupos tanto a pie como en bicicleta. Sobre la cómoda hierba sacamos sendos bocadillos, la Fanta de limón para la Alba y la botella de agua. Es una lástima no haber traído algo apetecible, como unas patatas fritas o unas olivas, así que me tengo que contentar con el bocata.

 

Son treinta y cinco minutos de paz, de sol, de aire puro y buenas vistas. Junto a nosotros hay un pico llamado Puig Drau (1344m), que debe de ser el más alto del macizo. De todo ello me entero ahora, en casa, una vez consultado el mapa, sino habríamos ido también a por él. En estos momentos de paz y sosiego creo inocentemente que el Sui es la montaña más alta, sin caer en la cuenta de que la vecina está por encima de nosotros. Delante tenemos, más distantes, el Matagalls, el Turó de l´Home y les Agudes. Le muestro a la Alba los Castellets, la cresta de acceso a Les Agudes que tanto impacta. Desde la lejanía su aspecto es irrisorio, aunque no así una vez estás en ellos. Las nieves del Matagalls van menguando, pero aún existen. Muy atrás queda aquel siglo en el que alguien se refirió al Montseny como montaña con nieve en sus cumbres durante todo el año. Más recientemente también se construyeron en él diferentes pozos de hielo aún visibles, tanto subiendo al Matagalls como al Turó de L´ Home, como en la misma Calma y en otros lugares.

 

Estoy tumbado sobre la hierba con el sombrero sobre la cara, al más puro estilo mejicano. Noto el calor que penetra el tejido y se filtra hacia mi cara mientras la Alba me fotografía en tan despreocupada estampa. Yo le tomo unas fotos con el Matagalls como telón de fondo. Decidimos tirar hacia la cima, a unos cinco minutos, llegando a ella a las 13:05. Hemos hecho bien de aplazar la llegada. No hay nadie más que nosotros, algo siempre grato en la montaña, donde uno intenta rehuir a las masificaciones. El sol cae con fuerza y el Vallès Oriental no se muestra con todo su esplendor debido a la neblina que hay abajo. No sé que tipo de relación tendrá con la contaminación urbana, pero aquí no la hay. Quizá si hubiese llovido recientemente la visibilidad sería mucho mejor. La Alba albira en la lejanía el Tibidabo, donde le espera una nueva montaña rusa cuyo precio a pagar ha sido la tala de muchos árboles. Abajo apreciamos una acumulación de agua donde debe de haber alguna presa que la retenga. En casa averiguo en el mapa que es el Pantà de Vallfornès. Menudo desnivel que debe de haber desde ahí.

 

Junto a la montaña de piedras pizarra donde ondea al viento la bandera catalana, hay una acumulación más pequeña de rocas del mismo tipo, que bautizamos como Petit Sui. En una pizarra que hace de puerta hay escrito “cerrar la puerta”. En el interior hay una fiambrera con una libreta ya completa y papeles añadidos donde la gente deja mensajes sobre sus impresiones de la excursión. También hay “anuncios” de montañeros y montañeras que buscan “gente sana” para relación estable, donde dejan el número de su teléfono móvil para los posibles interesados. Muchos mensajes son de niños que quieren dejar constancia de lo cansanda que ha sido la subida para ellos, he incluso se habla de la primera excursión de una niña que aún está en la barriga de su madre. Nosotros buscamos un hueco y decimos la nuestra en unas fechas que no nos corresponden, pero al estar ya llena la libreta no hay alternativa. Me llama la atención el escrito en rotulador que hay en la tapa de la fiambrera. “Cerrad bien la caja que no se moje y poned la puerta, gracias”. Pero no; el que me llama la atención es el otro: “Este lugar es para observar mucho y hablar poco y hacerse preguntas. Si no lo haces así estás perdiendo el tiempo y la vida es tan corta que no te enterarás de la borrachera colectiva”. La última parte de la frase no llego a comprenderla.

 

Después de 25 minutos en la cumbre la dejamos atrás, más que nada por el molesto viento que viene de allá. Unos metros más abajo descansamos unos minutos sobre una hierba amarillenta, como descoloreada por acció del sol. Iniciamos el regreso definitivo con la idea de no tener que dar el rodeo de la pista donde estaba aparcado el 4x4 rojo. Junto a lo que creemos restos de una construcción de piedras, dejamos la pista y tomamos directos hacia la pista Tagamanent – Collformic por una zona de vegetación seca y chafada, que casualmente es el camino más corto según el mapa de Editorial Alpina. Si lo hubiese traído a la excursión habríamos ahorrado unos cientos de metros y un tiempo empleado tontamente en la ida. Si viniendo no había nadie en la pista, ahora menos, pues es la hora de comer. Lo que sí vemos es una escena que tiene su punto cómico, al menos para quienes no tienen nada más que hacer que caminar. En un prado hay un 4x4 aparacado sobre la hierba, y casualmente aparece un 4x4 de la Diputación. Se detienen, nos preguntan si es nuestro y van en busca del dueño. Lo encuentran con una niña en un lugar alejado. Cuando hemos andado unos cientos de metros se nos cruza otro 4x4, nos saluda, nos giramos y lo vemos a lo lejos aparcar sobre la hierba, ajeno a que están los de la Diputación en busca del otro conductor tras el cambio de rasante. Lógicamente, cuando acaban de bajar del coche ya han aparecido los de la Diputación, que esta vez para junto a ellos para invitarles a aparcar en la pista, no sobre el prado. Y es que nunca sabes lo que te depara la vida al otro lado del camino, por muy cerca que esté de ti.

 

La bajada por el bosquecillo (bosquet) de l´ Agustí es agradable porque ahora sí que hace mucho calor. Pasamos por el Bellver, que hace de restaurante y punto de información. Venden un mapa a dos euros para hacer un circuito de orientación, pero hoy ya no hay tiempo para más. Son las 15:45 y la Alba quiere ir a la fira de les caldetes que hacen este fin de semana en Caldes de Montbui, lugar desde el cual se puede ascender al Pic del Vent. Deshacemos los 6,8km de pista con extremo cuidado en el viejo Kadett y tomamos la C-17 rumbo al siguiente destino, dejando atrás y en la memoria el recuerdo de unos bellos prados, unos silenciosos paisajes y el gratificante hecho de haber cumplido un viejo propósito: ascender a la montaña que me hace un guiño desde la lejanía cuando voy a Granollers a visitar a la Alba. Otro día más.

 

P.D. Te invito a visitar mi canal de Youtube Feliz Éxito aquí:  www.youtube.com/felizexito




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