ExCuRSiONiSmO RoMáNTiCo FoReVeRExCuRSiONiSmO RoMáNTiCo FoReVeR
 Zodiaco Zodiaco
Estas en » ExCuRSiONiSmO RoMáNTiCo FoReVeR » Archivo de Relatos » July 2009 » 01y02-07-09 : Ascensión Al Puigmal Y Pic Del Segre
Friday 3 de July de 2009, 13:37:28
01y02-07-09 : Ascensión al Puigmal y Pic del Segre
Tipo de Entrada: RELATO | 1 Comentarios | 1820 visitas

Subida al Santuario de Nuria (1967m) por el viejo camino de peregrinaje desde Queralbs (1236m), donde paso la fresca noche en la zona de acampada controlada. Al día siguiente parto temprano (5:50) hacia el Pic de Finestrelles, y cresteando por la Olla de Nuria alcanzo la cumbre de dos moles: el Segre y el Puigmal (2913m). Desciendo por la vertiente sur hasta Fontalba, donde tomo la senda que a unos 2000m de altitud lleva hasta el Santuario. Finalmente, descenso hasta el pueblo de Queralbs, 1700m por debajo de la cumbre del Puigmal.

 1247160383_2fepuqu7I7a9no7etrgr.jpg

 

El primer día de julio marca el inicio de mis vacaciones, más aún habiendo realizado esta mañana la última prueba de unas oposiciones. Después de mucho tiempo de inactividad y anhelo hacia las altas cumbres, sucumbo a la llamada de las mismas, así que tomo los trastos de acampada, algo de comida y ropa para dirigirme a la comarca del Ripollés. De camino me encuentro la C-17 en obras y un diluvio universal que apenas me deja ver hacia donde van los desvíos por obras, cosa que me hace dar multitud de vueltas y llegar al pueblo de Queralbs a las 18h. Llovizna débilmente. Desde el interior del coche observo las gotas impactar sobre el parabrisas, mientras decido si me animo a subir al Santuario de Nuria o me quedo en el coche a pasar la noche en espera de que mañana haga buen día. Por un lado, tal opción me reduciría las opciones de ascender a un pico alto, que están a 1700m por encima, porque hacia el mediodía ya hace demasiada calor para estar en marcha. Por el otro, la aventura es la aventura, así que me pongo el chubasquero, protejo la mochila con su funda impermeable e inicio la ascensión, de unas tres horas de duración según el cartel instalado para excursionistas, y tres y media para turistas. En la previsión del tiempo ya aparecían las tormentas para esta tarde y la de mañana, pero en verano ya suele ser frecuente.

 

El itinerario es prácticamente al cien por cien de subida, aspecto que lo convierte especialmente duro cuando lo realizas con la tienda de campaña, el saco de dormir y, en definitiva, con once kilogramos de masa en la espalda, es decir, unos ciento ocho Newtons de peso. Aunque este recorrido no es nuevo para mí, nunca lo he hecho a estas horas, con aspecto tenebroso y sin nadie alrededor. Únicamente me voy a cruzar con un chico que baja de arriba (no va a bajar de abajo), el cual me informa de que no hay nadie ascendiendo ni descendiendo. Llegado al oratorio que culmina el increíble rodeo que te obligan a hacer, parece que ha dejado de llover, pero cuando me he quitado el chubasquero y la funda a la mochila, de nuevo llueve y de nuevo he de ponerme las protecciones pertinentes. Ignoro quien tuvo la brillante idea de comerse el milenario sendero para construir una pista de hormigón anexa al tren – cremallera, pero ya podía haber ideado un desvío que no te haga subir a través de lazadas hasta una capilla para luego descender por decenas de vertiginosos escalones que cuando llueven están mojados y si te resbalas vete a saber cuando paras, quizá en el fondo del valle, pues la pendiente es superior a los 45º.

 

Luego de gastar tantas energías en la subida y bajada del tramo inventado, estoy de nuevo en la senda, a la espera de que empiece el tramo realmente duro, que tiene lugar al otro lado de un puentecillo de piedra que supongo que es medieval. La senda sube y sube, y como aspecto a destacar, una planta que me ha impactado en la pierna me ha puesto la zona colorada y me pica. La llovizna es débil pero poco a poco me va calando las bambas, los calcetines, las piernas, los brazos, la espalda… aunque el bochorno es tal que parece una jungla con la humedad por las nubes, más que la alta montaña. Lo mismo puede decirse por la presencia de bichos voladores, aunque estos mosquitos por suerte no transmiten la malaria ni nada por el estilo. Diría que por aquí la fauna y la flora son tan benignas que lo único que puede resultar peligroso es la víbora y una planta de flores lilas llamada “tora blava”, la más venenosa de Europa y segunda del mundo.

 

El tiempo se ha comportado; la lluvia ha desaparecido, los truenos son recuerdos de un pasado cercano, y el Santuario de Nuria lo tengo enfrente. Lo observo desde lo alto de un promontorio, en lo que se considera un mirador turístico, lugar ideal para obtener bellas fotografías del complejo turístico y su lago artificial. Estoy muy cansado, así que me voy hacia la zona de acampada controlada a plantar la tienda. He empleado unas dos horas y veinte minutos, pues son las 20:20. El cielo está encapotado, el complejo desierto, y unas diez o doce tiendas se disponen a afrontar las humedades y el viento de la noche. No tengo ganas ni de cenar, aunque por otra parte no suelo comer mucho cuando salgo de excursión (cuando estoy en casa, tampoco). No sé en que momento me quedo dormido; lo que sí es cierto es que al final la jugada de subir me ha salido bien, aunque parte de mi ropa ha quedado mojada, así como las bambas. Mañana será otro día.

 

Hacia las cinco de la mañana el frío es realmente incómodo. Son 10ºC, una temperatura que para venir del verano de Badalona con una ola de calor procedente de África me produce un impacto extra. El saco de dormir no es el de invierno, y la tienda de campaña es la mala de cinco euros, que aunque se empaña por dentro al no tener doble techo, tiene la gran ventaja de su reducido peso. Imagino que ahí fuera debe de hacer un frío horrible, porque si ya dentro del saco estoy encogido y fresco… pero por otro lado, sé que hacia el mediodía hará un calor espantoso. Sin ganas de salir de la tienda por el frío que hace, parto a las 5:50 de la mañana, a punto de amanecer, destino a las altas cumbres. Las tiendas quedan atrás en la oscuridad mientras que en el cielo Venus, el lucero del Alba, brilla sobre las montañas que llevan al Torreneules. Sé que el sol tardará en aparecer pues queda oculto tras el Coll de Noucreus, aspecto positivo de cara a no quemarme la piel, y negativo de cara al frío que hace. De todas formas, con las primeras rampas el fresco desaparece fruto del intenso ejercicio físico que supone ganar altitud oponiéndose por un lado a la fuerza de la gravedad y por otro a la presión que implica la columna de tantos kilómetros de aire que sobre nosotros actúa.

 

En la bifurcació Puigmal – Coll de Finestrelles opto por la segunda opción porque hace tiempo que no subo al mismo y fue la ruta que hacía en mis primeras excursiones pirenaicas hace cuatro años. Hay una pequeña subida hasta un promontorio rocoso, tras el cual aparece un valle apartado de la masificación. Aquí los únicos animales presentes de cierto tamaño son las vacas, los caballos, los rebecos y yo. También he visto una salamandra en el sendero y una torpe marmota. Reflexiono sobre algunas cosas que me vienen a la mente conforme observo ciertas cosas. Por ejemplo, deduzco que las marmotas ya debían habitar este valle antes de que el hombre llegase, por lo que los antepasados de la marmota vivirían bastante tranquilos aquí sin mis antepasados, sus santuarios o sus pistas de esquí. Respecto a la salamandra, no acabo de entender como la selección natural le ha podido dar unas manchas amarillas chillonas. Los especímenes que nacieran así según mi sentido común deberían tener más dificultades para cazar al ser más visibles, y deberían dejar menor descendencia, pero ya es común que los animales venenosos tengán coloración tan vistosa. Algún día tendré que buscar a qué es debido y como se enmarca en la ley de la selección natural del señor Darwin.

 

Junto a un riachuelo hay 27 vacas, exactamente mi número preferido. Hoy me topo con multitud de rebecos, no sé si por haber madrugado o por ser entre semana y no haber nadie de excursión. Uno de ellos me llama la atención porque es grande y blanco. Un ternero está viviendo una tierna infancia junto a su madre. Unos minutos después llego a un grupo de caballos, donde unos potros también pasan el tiempo felizmente junto a sus progenitoras. Me quedo sentado unos minutos observando a los equinos a poca distancia, aprovechando así para descansar. Creo que estoy más apurado de fuerzas por haber subido ayer con los once kilos hasta el santuario, que por lo que estoy haciendo hoy. No sé como se lo montan las hormigas para transportar tantas veces su peso con lo insignificantes y débiles que parecen. Los caballos están comiendo hierba permanentemente, y emiten ruidos. Si el potro será un caballo a base de comer hierba, deduzco que la hierba se transforma en carne. Si la hierba crece gracias al sol, al final llego a la sorprendente conclusión de que la luz solar, con ayuda de las sales minerales y procesos complejos, dan lugar a la hierba, al caballo y a mí, por lo que podría concluir que mi origen es un rayo de luz.

 

Siguiendo unas marcas de pintura azules en las rocas que dejan poco margen a perderse, voy acercándome al Coll de Finestrelles, pero está más lejos de lo que aparenta, como suele suceder en las subidas montañiles. Cuando me canso en las pendientes mi truco es dar pasos muy cortos, y mirar hacia el suelo, así parece que la cuesta es pequeña. Poquito a poquito se avanza y finalmente llegas a donde quieres. En esta ocasión es un collado de la Olla de Nuria con vistas a la Cerdaña francesa y el macizo del Carlit. A la derecha me queda el Pic de Finestrelles, Noufonts, Noucreus… mientras que a la izquierda están el Pic del Segre y el Puigmal, el más alto de la zona. Decido tomar rumbo a la izquierda, así que comienzo a ascender por el cordal hacia la enorme montaña que es el Segre, punto más alto del solitario valle que he dejado atrás. Hay un helicóptero que pasa una y otra vez cerca de mí, deduzco que deben de estar haciendo prácticas. Menudo ruido que hace. Más tarde se posa sobre la cumbre del Puigmal de Llo, donde no hay nadie. Sólo me he topado con un chico que corría por la olla de Nuria, quizá de cara a la cursa que hay este mes en esta cresta.

 

Una vez ascendido al Segre me dirijo al Puigmal, ascendiendo por el camino a otro pico cuyo nombre no recuerdo, también con un hito de piedras en su cumbre. A veces el camino es difícil de intuir porque no es una senda, sino que se avanza por un mar de piedras. En esos casos el truco está en buscar zonas ordenadas, generalmente rocas que forman un pavimento más liso de lo normal. La naturaleza en general es desordenada ya que es termodinámicamente más estable la aletoriedad y el desorden. En el sendero alguien ha realizado un trabajo (por ejemplo a base de pisadas de gente) de manera que se rompe esa aletoriedad y se genera algo ordenado. Eso es lo que hay que buscar en medio del caos natural de pizarras. Dentro del mar de piedras navego con rumbo fijo camino a la cumbre del Puigmal, donde llego a las 9:20. Me recuerda al Camino de Santiago por la cantidad de cosas que hay, ahora hasta han puesto una olla y una campana símbolos de Nuria (la cruz ya estaba). También está el vértice geodésico, otro palo, una piedra con una cosa redonda metálica (creo que también es algo geográfico), banderas de cataluña, del Barça, verdes y rojas, buzón para una libreta inexistente… sólo falta poner la caseta de helados Camy con una placa fotovoltaica y a triunfar.

 

Se me pasa por la cabeza alargar la excursión. En vez de bajar a Núria completando una ruta circular, decido descender hasta Fontalba, para así hacer la ruta circular aún más grande. Por otro lado, el camino Fontalba – Nuria no lo he hecho nunca y ya hace años que lo tengo en mente. La bajada son uns 900m de desnivel bastante aburridos, y sí hay algunos grupos subiendo. Al perder la soledad, la cresta, los animales y ganar molestias en pies y rodillas, la excursión pierde su encanto. A esto hay que sumar que el sol empieza a picar y aquí da de pleno. Por todo ello, ya sólo pienso en llegar a Fontalba y a Núria, e intento ir lo más rápido que puedo, lo que implica mantener un frágil equilibrio entre velocidad, tiempo y molestias físicas. En una hora (10:30) llego a Fontalba y me dirijo hacia Nuria. Ambos lugares están a unos 2000m de altitud por lo que la senda es prácticamente llana, aunque va subiendo y bajando ligeramente. Avanza por el interior de bosques de pino negro con vistas privilegiadas sobre las Roques de Totlomon, el camino Nuria – Queralbs que luego desharé, y sobre los Torreneules. El más pequeño de ambos es el que tiene un aspecto más provocativo, quizá el más bello estéticamente de la zona junto con el Pic de l´Infern. El resto són más o menos redondeados, y el Noufonts sería un término medio. Por suerte, ya he conseguido ascender a todas las cumbres de la zona. Más que nada porque siempre que voy al Pirineo vengo a aquí, que es lo más cercano a casa, y son montañas asequibles si las condiciones meteorológicas acompañan.

 

Nada más llegar a mi tienda de campaña, a las 11:30, comienza a llover débilmente. El cielo se ha vuelto negro y está tronando. Durante la excursión me he bebido el litro y medio de agua y me he comido el paquete de galletas de chocolate, pero desde hace rato que me muero de hambre. Me zampo con celeridad unas galletas y comienzo a desmontar la tienda por si acaba cayendo una fuerte. Por suerte sólo han sido unas gotas, pero aún me quedan 800m de desnivel a bajar y no es plan de esperar en Nuria a que se desencadene la tormenta. Así, a las 12:35 dejo atrás el complejo turístico con su cielo encapotado para regresar a la civilización, lejos de vacas, caballos y rebecos. En el sendero hay multitud de unos animales negros, quizá babosas, como caracoles vilmente desahuciados pero de mayor tamaño. En la cascada llamada “cua de cavall” (cola de caballo) me quedo admirado ante el poder del agua, que por muy inofensiva que parezca es la que ha creado el mismísimo Valle de Nuria. Ni un ejército de paletas sería capaz de llevar a cabo semejante obra faraónica. En las lazadas que llevan al puente de piedra comienza a lloviznar y con el calor insoportable y los mosquitos vuelvo a tener la sensación de jungla. Al llegar al pie de las decenas de escaleras puestas como alternativa al sendero original no soy capaz de enfrentarme a ellas y hago trampas, tomando el sendero que sigue recto, cerca de donde iba el original. Me encuentro a unos obreros que están abriendo dicho sendero, y les comento que por aquí iba el original. Me dicen que no, que tendría que haber ido por las escaleras, y les vuelvo a comentar que lo de las escaleras es nuevo y que el original va (o iba)por aquí. Quizá estén construyendo este sendero para los montañeros como alternativa a la alternativa que hicieron de las escaleras. Acabo llegando al coche muerto de calor a las 14:55 después de nueve horas de haber partido de la tienda de campaña. Si se tiene en cuenta el desnivel (1700m), el Puigmal desde Queralbs, sin subir a Fontalba en coche o a Nuria en cremallera, representa un desnivel mucho mayor al de montañas como la Pica d´Estats o el Aneto. No está mal para venir con ansias de montaña, morirse de cansancio y llegar a casa saciado, pensando en que pasará tiempo hasta que quieras volver a la montaña. Aunque quizá el efecto pueda ser el contrario, pues hay cierta propensión en los montañeros a ser masoquistas, y cuanto más sacrificio, más ganas de repetir. Y es que como dicen, la sarna con gusto no pica…

 

 

 

P.D. Te invito a visitar mi canal de Youtube Feliz Éxito aquí:  www.youtube.com/felizexito


1 Comentarios
Enviado por Touanda el Saturday 4 de July de 2009

“Ole! otra de tus hazañas!!!jajaj Veig que continues igual!
Bé, jo hi aniré aquesta setmana i...crec que després, ja estaré apunt!jajajaj
Apa, ens diem alguna cosa!”


Añadir nuevo comentario
Usuario de Madteam.net No usuario




Vista Previa



 

 
MadTeam.net | Suscribirte a este blog | Creative Commons License Blog bajo licencia de Creative Commons. | compartir este enlace en Facebook