Sunday 10 de March de 2013, 12:49:02

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Desde la estación de esquí Vallter 2000 (2162m), subimos hasta un amplio collado, la Portella de Mentet (2411m), situado en el circo de Ulldeter. Tras un corto recorrido por lo alto de la cadena pasamos junto al primer Pic de la Dona (2568m), según las gentes de Setcases, y posteriormente alcanzamos el Pic de la Dona o de Bacivers (2702m). Para no regresar deshaciendo lo andado, continuamos por el amplio cordal y Maria, por una primera pala, y el resto desde el Coll de la Geganta (2604m), descendemos a través del manto blanco en dirección a las pistas de esquí. Ni la hora ni el cielo han aconsejado completar el itinerario circular ascendiendo al Bastiments y regresando vía Coll de la Marrana y Refugi d´Ulldeter, cosa que tampoco nos ha importado demasiado.

Siguiendo con mi propósito de Año Nuevo de realizar al menos una excursión al mes, hoy ha llegado el momento de acometer la tercera, si bien no ha sido una propuesta mía, pues no me gusta la nieve, sino de Manuel. Deseoso desde hace tiempo con la idea de que hiciéramos una salida con raquetas, propuso hace un par de días la ascensión al Bastiments, pero como es un pico que tanto él como Julio, Maria y yo ya hemos subido, sugerí que podíamos comenzar ascendiendo al Pic de la Dona y luego enlazar con el Bastiments y completar una ruta circular por el circo de Ulldeter. A todo esto, ayer Manuel tuvo problemas para hacerse con unas raquetas de nieve, por lo que aplazamos la hora de encuentro y quedamos en intentar el ascenso al Pic de la Dona, dando prioridad a un nuevo pico por coronar que a la mayor altura y renombre de su vecino, el Bastiment.

Pasan cinco minutos de las siete cuando Manuel y yo nos unimos en un mismo coche, por eso del ahorro económico y el medio ambiente, y continuamos desde Tagamanent, al pie de la carretera C-17, hasta Sant Esteve d´en Bas, en La Garrotxa. Aquí nos reunimos con Julio y con Maria y partimos todos juntos hacia Camprodon, donde en la tienda Esports Vivac Manuel alquila las raquetas de nieve a un precio de diez euros. Contentos de estar todos equipados –Manuel había propuesto ayer quedarse en casa para que pudiéramos madrugar el resto y completar la circular– tiramos hacia Villalonga del Ter, Llanars, Setcases y Vallter 2000 a sabiendas de que ya no es una buena hora para enlazar el Pic de la Dona y el Bastiments, con una previsión meteorológica adversa a partir del mediodía.

Vallter 2000 es una pequeña estación de esquí situada en el Ripollès, especialmente indicada para las familias. Las recientes y copiosas nevadas unidas al soleado día que se presenta han propiciado una alud de visitantes y ello se refleja en la gran cantidad de coches presentes en todos los aparcamientos. Un trabajador de la estación de esquí nos indica dónde dejar estacionado el vehículo, con la clara finalidad de lograr que en el lugar quepan aparcados el máximo número posible. Nada más bajar del coche, me llama la atención el nevado Gra de Fajol de Baix (2567m), en el que recientemente Julio y Maria han realizado parte de un curso de iniciación al alpinismo al que se apuntaron. Se trata de un pico al que me gustaría subir a través del cordal que lo une con su hermano mayor, el Gra de Fajol (2712m), eso sí, sin nieve. Dándole la espalda a ambos, nos dirigimos hacia las instalaciones de la estación de esquí cargados con los diferentes bártulos. Tras pasar junto a la consigna y los lavabos, dejamos a mano izquierda las instalaciones y enfilamos la subida a la Portella de Mentet. Son las diez menos cuarto.

En un primer momento iniciamos la excursión sin calzarnos las raquetas, siguiendo la traza dejada por innumerables montañeros, varias decenas de los cuales tenemos por delante, aunque a medida que ganamos altura esta parecen hacerse más necesarias. Con ellas puestas, Manuel y yo, que somos los que no estamos habituados a la nieve al no vivir por estos lares, nos tomamos algunas fotografías de camino al amplio collado. Se trata de alcanzar la cota 2411m abriéndose paso a través de un camino trillado sobre la nieve junto a un torrente que hoy resta oculto, sepultado bajo un grueso manto de nieve. Personalmente, me llama la atención la gran cantidad de personas que, bien en raquetas o bien con esquís, acometemos el mismo ascenso. Es como si allí arriba comenzaran las rebajas de El Corte Inglés o gentes de diversos lugares se hubieran puesto de acuerdo en conmemorar el reciente Día Internacional de la Mujer. Si bien es cierto que en el collado algunos van a tomar hacia Roca Colom, los más van a continuar hacia el Pic de la Dona (“Pico de la Mujer”). ¿Seremos parte de los que lo coronen?

Una vez alcanzado el amplio collado, de nombre Portella de Mentet (2411m) –son las 10:15–, un amable señor nos toma dos fotografías en grupo, una de cerca y otra de lejos. Sin perder tiempo, enfilamos la subida por el amplio lomo de una de las montañas que forman este circo de origen glaciar, el “Pic de la Dona (según Setcases)”. Supongo que esta referencia en el mapa de Editorial Alpina se refiere a que es a esta montaña a la que los habitantes de Setcases se referían o se refieren como Pic de la Dona. A él accedemos a base de dedicar esfuerzos y tiempo, con la comodidad de solo seguir a la hilera de montañeros que tenemos por delante. Como no estoy habituado a las excursiones sobre nieve, me llama mucho la atención lo blanco que está todo, con montañas como el Canigó, el Bastiments o el Gra de Fajol tan relucientes como el mismísimo cielo. Ello motiva que le pida a Manuel varias fotografías y que yo también le tome algunas, cosa que nos entretiene y aleja de Julio y Maria, con quienes nos reagrupamos precisamente en el Pic de la Dona anteriormente citado (2568m).

Desde aquí, tan solo 134m de desnivel nos separan de lo alto del Pic de la Dona o de Bacivers (2702m), la tercera altura de las montañas que forman el circo de Ulldeter, superada en 181m por el Bastiments y en solo 10m por el Gra de Fajol. En esta última subida me quedo rezagado respecto a mis compañeros por motivos logísticos, entre los que destacan lo helada que se me está quedando la oreja izquierda con el gélido viento que aquí arriba sopla y una reestructuración de bártulos en la mochila. No obstante, a las 11:20 vuelvo a reunirme con ellos en la cima. La anécdota es que me tienen que avisar de en dónde están, pues hay tanta gente congregada que ni los reconozco en un primer examen visual. Diría que al menos hay cuarenta montañeros y claro, entre el abrigo, los gorros y las gafas es difícil reconocer a alguien por su cara, pues restan ocultas, ante lo cual lo más práctico es acordarse del color de la vestimenta y de la mochila de quienes te acompañan.

Como el viento y el frío aprietan y, por otro lado, no hemos venido al Pirineo para sentirnos en Las Ramblas, inmediatamente iniciamos el descenso sin ni siquiera tomarnos una foto de cima. Por otro lado, cada vez hay más nubarrones grises, en especial procedentes del valle de Coma de Vaca y de la zona de Setcases. Este primer tramo del descenso me es de mayor disfrute que la subida pues no hay nadie aparte de nosotros. Con las raquetas de nieve en posición fija, es decir, sin tener libre la parte trasera, parece que el desnivel se pierde con mayor facilidad, a diferencia de en llano, cuando parece más cómodo llevarlas libres, o en subida, cuando hemos colocado el alza. Ante una pala de nieve bastante inclinada bajo la cual, según el mapa, se esconde un sendero que lleva de retorno a la estación de esquí, Maria decide emprender el descenso para acortar el itinerario. En un primer momento, Julio se opone a que se vaya sola pero ella, la más experta de todos, comenta que ya lo había acordado con él antes de partir así que el resto proseguimos por el cordal, cada vez menos amplio, hasta alcanzar el Coll de la Geganta (2604m) una vez rodeada una pequeña protuberancia por su vertiente francesa.

Seguidos por un trío que se ha dado la media vuelta al intentar descender por donde lo ha hecho Maria, abrimos huella por donde en principio debería de estar el sendero. En un primer momento, la zona no es muy inclinada pero la nieve está muy húmeda y resbaladiza, por lo que es preferible descalzarse las raquetas e ir clavando la bota ya que con ellas más que caminar, patinas. Como me dan miedo las pendientes nevadas, en especial si patinan, me calzo los crampones y saco el piolet, colocando a cambio las raquetas en la mochila. Para nuestra sorpresa, acabamos en lo alto de una pala aún más inclinada que la que ha descendido Maria. Con Julio y Manuel abriendo huella, yo avanzo tras ellos sin duda con mayor temor a causa de mis miedos, que en parte surgieron por una desafortunada excursión invernal en la zona de la Pica d´Estats de la cual pensé que no regresaría. El progreso es realmente lento y los tres montañeros que nos seguían, uno de ellos bastante mayor, no aparecen; se lo habrán repensado y habrán vuelto a dar media vuelta.

Una vez superada la pala de nieve, la pendiente es apenas inexistente y el uso de las raquetas de nieve vuelve a ser imprescindible para no hundirse hasta las rodillas. En poco tiempo llegamos a las inmediaciones de un pequeño lago cubierto de nieve situado a pie de pistas y aparecemos en una de ellas. Avanzando junto a su borde, alcanzamos de nuevo, hacia la una y media, la estación de esquí, apenas tres horas y cuarenta y cinco minutos después de haber emprendido la excursión. Maria nos recibe en plan vividor, con una cerveza y unas patatas fritas en la mano, como diciendo: “Mientras vosotros descendíais a duras penas, yo he estado aquí tranquilamente esperándoos”. En lenguaje no verbal, claro. A lo lejos, vemos el lugar por el que hemos bajado. Casi no nos lo podemos creer. En la pendiente se reconoce, incluso desde la distancia, la huella que hemos abierto en ella. Como estamos bastante incómodos y ni siquiera hemos parado a comer, vamos al coche a cambiarnos de calzado, metemos todos los bártulos en el maletero y ya en Llanars, en un bar nos tomamos unos refrescos, unas patatas fritas y unas olivas con la satisfacción de regresar con un nuevo pico en el bolsillo y con la lluvia recordándonos que hemos hecho bien de no continuar hasta el Bastiments.

– Si las montañas siempre van a estar ahí, no vale mucho la pena ir a su encuentro en unas condiciones poco propicias ya que mientras estemos aquí, siempre nos esperarán, con su aire desafiante, deseosas de que por conquistarlas nos esforcemos– me digo.

P.D. Te invito a visitar mi canal de Youtube Feliz Éxito aquí:  www.youtube.com/felizexito

2 Comentarios

Enviado por Maariieetaa el Sunday 10 de March de 2013

“M'encanta David!!!Ets un mestre escrivint!!! No deixis de fer-ho i deleitar-nos amb els teus escrits!! Un petonet i gràcies per la companyia de dissabte!!! Tenir-te a la vora fent muntanya és un gaudi!!!Un petonet”

Enviado por Zodiaco el Monday 11 de March de 2013

“Gracias a vosotros por la compañía :-)”