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Sunday 28 de April de 2013, 13:12:23
13-04-13 : El Salt de la Nina y el Pas de l´Esfinx (Montserrat)
Tipo de Entrada: RELATO | 2 Comentarios | 3574 visitas

Excursión en solitario por varios caminos entretenidos de Montserrat con inicio y final en la Creu Regató, al pie de la carretera BP-1103. Desde este punto, accedo a las inmediaciones del Coll del Miracle a través del Camí del Miracle, el GR-172 y la Canal del Miracle y una vez allí inicio una ruta circular que consiste en tomar un itinerario equipado llamado el Salt de la Nina y regresar por el Recorregut del Pas de l´Esfinx coronando l´Esfinx(1169m). En total cerca de cinco horas y media a un ritmo tranquilo, tiempo en el que apenas me he topado con gente en la siempre concurrida montaña de Montserrat.

 

 

Parece que pocas cosas hay escritas sobre el itinerario equipado de nombre El Salt de la Nina (“El salto de la muñeca”). Una de ellas, no obstante, me anima sin duda a decantarme por la ruta. No se trata de las piadas que hacen referencia a lo entretenido del recorrido, ni de los elogios a su espectacularidad por su avance a través de una franja de matorrales situada en unas verticales paredes; ni siquiera han sido las advertencias que hablan de un recorrido para montañeros, no apto para meros excursionistas poco avezados a terrenos intrincados. Se trata de un comentario publicado en MadTeam por Montse Safont a inicios de 2007: “Es muy bonito y vale la pena, ya que si hay unas nuevas inundaciones, es posible que el camino se pierda”. Es, por tanto, el verlo como una oportunidad con fecha de caducidad lo que me empuja a acometerlo, un comportamiento humano bien conocido en el mundo del marketing –solo hasta final de mes, solo los primeros cincuenta pedidos, etc. – pero que dado el carácter relativamente inmutable de los accidentes geológicos, se da pocas veces en el ámbito montañero.

 

Para ello accedo con el coche hasta el pequeño aparcamiento que hay a la altura del punto kilométrico 3,9 de la carretera BP-1103, con capacidad para cuatro coches. Enfrente, unos metros desplazada hacia el Bruc, se encuentra la Creu Regató (690m), junto a la que parte un sendero señalizado con marcas de pintura azules. Un cartel nos informa de que estamos en una reserva natural, concretamente en el Parc Natural de la Muntanya de Montserrat. Otro indica que a través del GR-172 es posible llegar en poco más de una hora a Can Maçana o, en sentido opuesto, al Monasterio de Montserrat en cerca de tres horas. Un tercero está referido a la regulación de la escalada en la zona de Els Frares Encantats (“Los Frailes Encantados”), que se materializa en forma de prohibición de la práctica de la escalada en toda la zona entre el 15 de febrero y el 31 de mayo con el fin de no molestar a las aves rupícolas en su período de cría. Ante cualquier duda, es posible llamar al teléfono 93.835.06.44 que aquí transcribo por si hay algún interesado. Como lo mío no es la escalada, me dispongo a emprender la ruta con la conciencia bien tranquila, aun a pesar de ser cerca de las once de la mañana. Es lo que tiene el haber llevado a Alba a Igualada…

 

La primera parte de la excursión, la menos entretenida, consiste en acceder hasta las inmediaciones del Coll del Miracle a través de la sombría vertiente norte de Montserrat. Aquí las distancias, a diferencia de las pendientes, suelen ser moderadas y en poco tiempo, siguiendo siempre las marcas azules, uno deja atrás tanto el Camí del Miracle, que se ha tomado hacia la izquierda, como el GR-172, que se ha seguido hacia la derecha, hasta situarse en la Canal del Miracle (“Canal del Milagro”), por la que se accede al collado homónimo. De espaldas a la montaña, con vistas a Manresa, el Pedraforca, la Serra del Cadí y el Pirineo, me pregunto el porqué del nombre de este lugar. ¿A qué milagro se referirá? Quizá sea al de las florecillas que alegran la vista al caminante. Las hay blancas, agrupas en racimos de varias decenas, y lilas y amarillas que a diferencia de las anteriores, crecen de forma independiente.

 

La Canal del Miracle es bastante empinada, pero no presenta trepada alguna. Lo mejor es tomárselo con calma para no desfallecer y gozar de la tranquilidad de la zona, de la frescura de la cara norte, del olor primaveral que se respira en el ambiente y de la pureza del aire, si es que una mezcla puede ser considerada pura. Troncos, ramas o raíces buenas son si uno quiere darse un pequeño impulso en un empeño por ganar algo más de altura a un menor esfuerzo. En las proximidades del collado, un sendero a mano izquierda señalizado por tres marcas amarillas en el tronco de un árbol –a abril de 2013– conduce al inicio del Salt de la Nina, un itinerario equipado que se abre paso bajo las paredes de los Aurons, de las Roques del Salt de la Nina y de la Agulla Lluís Estasen, en la zona de los Ecos. Según algunas fuentes, no puede ser considerado un camino; es por ello que hablo siempre de itinerario equipado.

 

En el Salt de la Nina tan solo voy a coincidir con un trío. Son dos chicos y una chica y me los encuentro en el interior de un estrecho abrigo rocoso en lo alto de una cavidad más amplia ideal para la práctica del vivac. “¿Hay algo ahí?” les pregunto al verlos en tan precaria posición, acurrucados en su interior. “No, nos salía una cueva en el GPS y estamos mirando”, me dicen. Como no parece muy creíble su respuesta, sin duda a mi regreso iré a echar un vistazo ahí dentro; quizá esté buscando uno de esos tesoros del geocaching. Aplazando para dentro de un rato la satisfacción de mi curiosidad los adelanto y poco a poco me planto ante las impresionantes paredes antes mencionadas, en las que hay abiertas largas y dificultosas vías de escalada, como la Diedre Pericman, la Pere Carner, l´Esperó de l´Alba, la Lola Vaqué, la Aresta Fredi-Picazo o la Francisco Grima a la Agulla Estasen. A lo lejos, se ven bastante concurridas tanto la aguja de Santa Cecília, repleta de practicantes de las vías ferratas, como la Miranda de Sant Jeroni (1236m), destino montserratino por excelencia y punto culminante del macizo. Aquí, en cambio, se respira tranquilidad, sensación que se une a la siempre agradable experiencia de avanzar por un territorio nunca visto antes, del cual no puedes buscar referencias en la memoria.

 

Una pluma de paloma arrancada de cuajo me recuerda que por aquí deben de estar las aves de presa anidando, aunque no logro ver a ninguna. Al llegar a una especie de balcón con buenas vistas, se acaba el sendero a través del bosque y comienza la Faixada del Malany, una franja de arbustos que se abre paso en medio de las imponentes paredes verticales de la cara norte montserratina. Parece increíble que a través de ella te puedas ir abriendo paso hasta llegar a la Canal de l´Hort del Malany. Como las alturas siguen dándome bastante respeto, en un primer momento avanzo con sumo cuidado, no por la dificultad del terreno, que es bastante asequible, sino por el patio existente en algunos tramos. Así, poco a poco y con buena letra, llego hasta la Font dels Aurons, una fuente provista de grifo en su día dedicada a Ramon Serra i Mollet que me sirve para refrescarme. Resulta que hoy traigo una botella de agua mineral recién comprada y me sabe mal no emplearla para beber. ¿Será una cuestión moral, ética, o una simple tontería?

 

Fresco como una flor primaveral recién rociada por la lluvia me planto ante el primer tramo equipado. Se trata de una cuerda de unos siete u ocho metros de largo atada a varios troncos que más que ayudar, ofrece seguridad al atravesar horizontalmente una canal sin exposición a patio alguno. Tras superar el pequeño obstáculo, no tarda en aparecer una nueva canal que también debe ser atravesada con la ayuda de una segunda cuerda. Esta es algo más difícil –o menos sencilla– de pasar pero también carece de patio y como la anterior, me parece totalmente prescindible siempre y cuando el terreno esté seco. El siguiente paso equipado, según las reseñas, es una cadena que hay que descender, “escondida entre los arbustos”. Esta puntualización hace que esté constantemente al acecho por temor a pasármela, pero lo cierto es que no es preciso. Es imposible dejársela atrás pues es el único modo de continuar adelante. Se trata de una equipación triple –dos cadenas y una cuerda, todas en  paralelo– que verticalmente desciende unos cinco metros para continuar por una nueva repisa a inferior altura. Aquí el patio sí es impresionante y una caída en este paso supone varios centenares de metros de vuelo, por lo que me equipo con el arnés y el kit de vía ferrata, además de con los guantes. El casco ya lo llevo puesto desde que he abandonado la Canal del Miracle pues toda la travesía por estas paredes está expuesta a la caída de piedras. De hecho, en la canal que acabo de superar, nada más dejarla atrás una piedra ha caído desde lo alto golpeando varias veces la roca y emitiendo un fuerte sonido con eco en cada impacto.

 

El descenso por la cadena no es excesivamente complicado. De hecho, una vez superado y anclado con los mosquetones a las cuerdas que lo siguen, observo como los componentes del trío, que me han alcanzado mientras me equipaba, lo descienden sin siquiera haberse asegurado, aunque por otro lado tampoco llevan casco. Si bien mi temor hacia las alturas me hace ser especialmente cauto, este handicap quizá en alguna ocasión me haya salvado la vida, por lo que tampoco me puedo quejar. En cambio, peor me sabe el haberme olvidado las botas de montaña en la puerta de casa, motivo por el cual ahora me veo recorriendo la ruta en bambas, cosa a la que por otro lado estoy acostumbrado. Para mi desgracia, creo que lo único que tengo en común con George Mallory es lo despistado que soy –y quizá mi amor hacia la montaña–.

 

A partir de aquí, el avance por las paredes de las Roques del Salt de la Nina es bastante cómodo y seguro gracias a una serie de cuerdas y cables que sirven de pasamanos. Las paredes son impresionantes y aparentemente inexpugnables. Al llegar a la altura de la Canal de l´Hort del Malany, se hacen evidentes los estragos de las tremendas lluvias del año 2000, que en la zona de Montserrat ocasionaron varias muertes. Los desprendimientos de tierras se llevaron por delante parte del antiguo trazado del Salt de la Nina y quién sabe si algún día harán lo propio con el actual. De ahí la importancia de acometer este recorrido si se quiere disfrutar de él, pues cabe la posibilidad de que la manida frase “siempre estará ahí” no sea aplicable al caso que nos concierne.

 

El actual itinerario, pues, no va a parar al collado entre el Eco Superior y el Camell dels Ecos, sino entre el Eco Superior y la Agulla Lluís Estasen, para lo cual debe remontarse la Canal de l´Hort Del Malany, algo que según algunas referencias hace del actual Salt de la Nina un recorrido más comprometido y dificultoso que el anterior. Para entrar en calor, una cuerda verde anudada ayuda al osado que se aventura en ella a superar un primer tramo vertical, tras el cual se debe caminar en fuerte pendiente siempre buscando la pared derecha de la canal. Si esto no se sabe, como es mi caso, uno tiende a subir por el centro de la canal y esto acaba dejándote en un punto sin salida, con vistas a unas cuerdas que avanzan junto a la pared derecha y que vienen de bastante más abajo. Así es: no hay más remedio que deshacer con cara de tonto lo precariamente subido hasta el momento a la vez que te preguntas si quizá se te ha pasado por alto algún tipo de marca de pintura.

 

Una vez situado en el inicio de estas cuerdas, colocadas una detrás de otra con una cadena final dispuesta totalmente en vertical, prácticamente ya puedes ver el final de la canal, con el azul del cielo delatando la presencia del collado en lo alto. Este sí es un equipamiento sin el cual sería imposible remontar la canal, en especial sobre terreno mojado. En seco, no parece excesivamente difícil, sobre todo toda la serie de cuerdas hasta llegar a la cadena final. El avance no es completamente vertical y como siempre en estos casos, conviene resistirse a la tentación de tirar continuamente de fuerza de brazos y buscar buenas presas para los pies, que las hay, para así llegar con la musculatura más descansada al tramo de la cadena, que sí debe de ser superado a pulso. Aunque diría que no llega a los cinco metros, se trata de un paso lo suficientemente difícil como para impedirte completar la ruta en caso de estar la roca mojada, lo que te obligaría a recular a escasos dos minutos del final de la ruta.  Testimonios al respecto en la red no faltan y lo cierto es que los comprendo: a pesar de estar el terreno seco, me cuesta bastante superarlo, es necesario tirar mucho de fuerza de brazos. Me recuerda, sin duda, al cuarto y último tramo de la vía ferrata Les Dames, aunque aquí la altura y la dificultad son menores. También hay quien lo ha superado utilizando un artilugio llamado fifi que te permite descansar colgado de un eslabón de la cadena. Es, en fin, cuestión de ponerse a prueba y si se puede, continuar, y si no, pues tampoco pasa nada.

 

Una vez en lo alto de la cadena, se llega caminando en aproximadamente un minuto al collado que marca el final –o inicio– del Salt de la Nina. Recomiendo encarecidamente desviarse a mano derecha apenas tres metros para aflorar en el tramo final de la Agulla Lluís Estasen, en la que uno puede descansar o llevarse algo a la boca con unas grandes vistas de esta región de Montserrat, en especial de la zona de Frares Encantats y de Agulles. Los más osados, si están equipados con material de escalada, pueden completar la escalada a la aguja. El avance no es dificultoso (III) hasta llegar a una pared final (IV) en la que me planto, al pie de la cual hay una instalación para montar una reunión. A partir de aquí el subir a pelo ya no sirve de nada y es terreno reservado para escaladores preparados pues sería harto difícil de descender sin montar un rápel y sobre todo muy peligroso. Si bien la aproximación hasta su cabeza no es difícil, la sensación de altura, no obstante, es importante y uno debe de ir con sumo cuidado para no precipitarse al vacío. Esta vía lleva por nombre Aresta Brucs. De regreso al collado, uno de los integrantes del trío me pregunta si soy escalador. “No, que va, al contrario, me dan miedo las alturas” le digo. “Pues vaya par de cojones tienes” me contesta.

 

Tras haber venido hasta aquí desde las inmediaciones del Coll del Miracle a través del Salt de la Nina, ahora toca regresar al mismo siguiendo el Recorregut del Pas de l´Esfinx, de manera que completaré un itinerario circular enlazando estos dos entretenidos itinerarios. A partir de ahora –son las 13:40– toca caminar constantemente al sol, lo cual hace la excursión menos agradable. Lo primero es bajar del collado por la vertiente contraria, es decir, por la sur. Llegado el momento lo suyo es avanzar arrimado a la pared izquierda, ya que el resto de la canal a esa altura es de complejo y expuesto descenso. Al llegar a un hito de piedras a mano derecha, debe tomarse ese sendero, que en aproximadamente un minuto te deja en un paso sobre roca conglomerada con marcas rojas. Esto lo sé después de dar varias vueltas por la zona y percatarme de que continuando descendiendo y tomando una desviación no muy marcada a la derecha se llega al mismo lugar, mientras que si te pasas apareces en un nuevo sendero que no interesa tomar, pues ni tomándolo a un lado ni al otro lleva al Pas de l´Esfinx: en ambos casos se iría a parar al PR C-78, ya sea en sentido Portell de Migdia o en sentido Coll del Miracle.

 

Las marcas de pintura del Recorregut del Pas de l´Esfinx en esta parte inicial son de color rojo. No encuentro las citadas marcas azules de algunas reseñas salvo algunos restos bajo marcas de pintura roja más recientes. Se trata de un camino que atraviesa numerosos pasos sobre roca de conglomerado sin ningún tipo de equipación, por lo que debe irse con cuidado y sobre todo evitar días lluviosos. Tras un tiempo siguiendo las marcas rojas, de repente pasan a ser todas azules ya hasta el Coll del Miracle. Siguiéndolas se llega a coronar dos agujas en la zona de las Roques de la Nina y de los Aurons, ambas con un montoncito de piedras en lo alto. Si bien vistas desde aquí apenas son pequeñas protuberancias en la zona, todas ellas tienen imponentes paredes de varios centenares de metros que caen por la vertiente norte de la montaña, si duda majestuosas vistas desde lugares como Manresa.

 

Al pie de la Miranda dels Aurons (1189m) hay un abrigo rocoso ideal para vivaquear en el que como alguna cosa y consulto el mapa para situarme e intentar identificar algunas agujas. Enfrente observo a los dos chicos del trío, encaramándose a una grieta en las Roques del Salt de la Nina. ¿Será una nueva cueva que les aparece en el GPS? ¿O quizá se dedican a encontrar “tesoros” de geocaching? Luego intentaré desvelarlo. Ahora lo que toca es rodear una aguja que primero corono fácilmente, al otro lado de la cual se abre paso el encajonado Pas de l´Esfinx. Una larga roca llana sin nombre en el mapa de Editorial Alpina y citada en algunas fuentes como Coll de l´Esfinx permite acercarse hasta l´Esfinx, un gran monolito con forma de esfinge que puede ser escalado por diversas vías. Fiel a mi curiosidad, atravieso una capa de vegetación y me planto junto a su pared. Parece viable su ascenso a través de una pared de conglomerado con buenas presas en un rincón en el que forma un diedro que facilita la subida. Sopesando que el descenso sea viable –lo que a veces es muy engañoso– supero esta dificultad y por terreno expuesto pero de sencillo avance me planto, para mi sorpresa, en lo alto de l´Esfinx (1169m). Uno de los chicos del trío grita desde su posición –“te vas a caer”–, supongo que porque desde lejos debe de parecer bastante más complicado de lo que realmente es.

 

El descenso, como era de suponer, es más complicado de lo sopesado durante la subida y le tengo que dedicar bastante tiempo. Es como si vistas desde arriba las presas que de subida abundaban tanto desaparecieran y el susurro del viento se antoja como su sutil risa burlona. ¡No seáis crueles conmigo! Una vez abajo, retomo la mochila y me dirijo al Pas de l´Esfinx, una canal muy encajonada de sencilla superación a partir de la cual, y hasta el Coll del Miracle, habrá que ir con cuidado de no perder las marcas azules, así como de no caer en uno de los múltiples pasos sobre roca conglomerática que habrá que ir superando, algunos bastante peligrosos y otrora equipados con cuerdas o cadenas. Hoy, en cambio, no he encontrado ni un solo tramo equipado de los que las reseñas mencionan, por lo que a diferencia del Salt de la Nina, en ningún momento me he referido al Recorregut del Pas de l´Esfinx como itinerario equipado, aunque sí como camino entretenido. Además, considero que es bastante comprometido en algunos pasos al no contar con ninguna ayuda artificial, en especial en sentido descendente como es mi caso, lo que sin duda acentúa su interés y me invita a volver a recordar una vez más que con el terreno mojado es mejor evitarlo pues sería prácticamente impracticable.

 

La verdad es que entre la hora que es, el sol que pega y lo cansados que comienzo a tener los pies y las piernas de tanto descenso, así como la mente de tanto paso rocoso en el que extremar las precauciones, no veo el momento de llegar al Coll del Miracle y acabar de descender de una manera más tranquila hasta el coche. Si bien estoy en contra de la sobreequipación en la montaña, hay un paso en el que hay varios arbustos a los que me agarro que me sorprende por su exposición y su carencia de cuerda o cable. ¿Realmente hay que pasar por aquí? Sin duda, pues está señalizado por marcas azules. Eso sí, luego, en casa, por internet encontraré varis fotografías de este paso equipado que, sin duda, en sentido ascendente seguro que parece menos comprometido. El problema, claro está, es que si el Recorregut del Pas del l´Esfinx se realiza de subida, rebajando así su dificultad, luego toca abordar el Salt de la Nina de bajada, incluida la Canal de l´Hort del Malany y el paso de la cadena, lo que no sé qué es peor…

 

Son las 15:40 cuando alcanzo el deseado Coll del Miracle, ¡oh milagro! Ahora ya sé el origen de su nombre :-) A los pocos metros de iniciar el descenso me encuentro con el tronco de las tres señales de pintura amarilla, que tomo para aclarecer un asunto pendiente. En los primeros pasos del Salt de la Nina llego hasta la cueva en la que me encontré a aquellos muchachos del trío. Tras dejar la mochila, trepo hasta ella y agachándome estiro el brazo hasta unas sospechosas rocas que hay en el rincón. Bajo ellas, un artilugio metálico con forma de lata de Red Bull pero de menores dimensiones. En su interior, un papel con unas coordenadas geográficas, además de informarme de mi posición, me felicita por haber encontrado el tesoro. ¿GPS? No, simplemente picardía y sentido común. ¿Desde cuándo uno se desvía a un abrigo rocoso porque en su GPS aparece una cueva?

 

Luciendo una merecida sonrisa pícara deshago el inicio del Salt de la Nina y desciendo la empinada Canal del Miracle, que ¡oh, milagro de nuevo!, su orientación norte la mantiene a la sombra y puedo caminar fresquito, lejos del incordiante sol de este caluroso 13 de abril. Deshaciendo lo andado anteriormente, llego hasta el GR-172, que presenta un paso con escaleras de cemento y barandilla de hierro, y hasta el Camí del Miracle, que me deja hacia las 16:20, unas cinco horas y media después, en la Creu Regató, al pie de la carretera BP1103, en su kilómetro 3,8, satisfecho por haber cumplido un objetivo montañero pendiente desde hace tiempo y logrando así, de momento, mi propósito de Año Nuevo de realizar al menos en este 2013 una excursión al mes. El motivo: que ni el trabajo, la pereza o la falta de fuerzas me alejen de mis queridas montañas, que no por estimadas las visito siempre con la frecuencia que debería. Y es que no hay excusas. Como leí hace poco, el que argulle que no lee por falta de tiempo, no hace más que engañarse a sí mismo, pues la lectura es como el sexo: si realmente se desea hacerlo, siempre se encuentra el momento. Creo que esto mismo es extensible a la práctica del montañismo. 

 

P.D. Te invito a visitar mi canal de Youtube Feliz Éxito aquí:  www.youtube.com/felizexito


2 Comentarios
Enviado por Jorge el Tuesday 24 de January de 2017

“Qué magnífico final: "la lectura es como el sexo:si realmente se desea hacerlo, siempre se encuentra el momento. Creo que lo mismo es extensible a la práctica del montañismo".”
Enviado por Zodiaco el Tuesday 24 de January de 2017

“Sí, ha quedado muy poético jajaja.”


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