En compañÃa de mi amigo David voy al aparcamiento de La Masieta, desde donde nos dirigimos al Congost de Montrebei. Tras subir a la cueva La Colomera, seguimos hacia el puente colgante de Sant Jaume. Al otro lado, ya en Aragón, nos dirigimos a las pasarelas de Montfalcó, que descienden de manera vertiginosa varios riscos. Finalmente, deshacemos lo andado hasta el coche.
Puedes ver el vídeo de la excursión aquí: https://www.youtube.com/watch?v=NnNclloX6hE
Hacia las diez de la mañana, me encuentro con David en Tárrega, donde dejo a Alba para que asista a la famosa Fira de Tárrega de teatro callejero. Desde allí nos dirigimos hasta el pantano de Canelles, situado en el río Noguera Ribagorçana. En concreto, dejamos el coche en el lugar más habitual, un aparcamiento de precio cinco euros llamado La Masieta, de horario restringido y plazas limitadas. Tanto, que somos los últimos en entrar sin reserva, según nos informa el trabajador que hay en una caseta de información junto a la barrera. El resto de plazas libres están reservadas.
Nos toca aparcar en el aparcamiento 3, donde nos encontramos con otra trabajadora que te indica dónde dejar el coche y te provee la información que necesites para la excursión. Río abajo, comenzamos a caminar y pronto llegamos a un puente colgante, cual sacado de una película de Indiana Jones. Aquí el camino comienza a subir hasta alcanzar el Congost de Montrebei. Aquí el río se abre paso entre dos paredes que llegan a acercarse hasta una distancia de tan solo veinte metros. La que tiene el camino excavado en la roca, es la catalana mientras que la de enfrente está en territorio aragonés.
Un camino equipado con grapas y alguna cadena me permite acceder a una cueva de nombre La Colomera, con buenas vistas, solitaria pero cerrada por una valla. Estoy solo, ¡menuda diferencia! En el sendero junto al río, en cambio, hay mucha gente, incluidos muchos turistas extranjeros. Un sendero un poco rompepiernas, ya pasado el Congost de Montrebei, nos permite acceder al puente colgante de Sant Jaume, donde hay un embarcadero. Por 10€ puedes regresar a La Masieta en pocos minutos. A mano izquierda, viniendo a aquí, hemos dejado el desvío a la ermita de la Pertusa, donde en principio teníamos pensado iniciar la excursión de hoy.
Pasado el puente iniciamos el costerudo camino, repleto de escalones, que se dirige a Montfalcó. Hace calor. Paramos en una sombra a comernos el bocata y unas patatas fritas con vistas al Congost de Montrebei. Retomamos la marcha y llegamos a la parte superior de las pasarelas de Montfalcó, repletas de escalones de madera que te permiten descender el risco. David inicia el descenso pero debido a su miedo a las alturas, prefiere dejarlo inicia el retorno al coche con tranquilidad. Yo las desciendo y camino hasta las segundas pasarelas, que me dejan junto a la orilla del embalse. Me refresco, ¡qué bien que sienta con el calor que hace! Son las cuatro de la tarde y brilla un sol radiante.
Emprendo el retorno y a la altura del Congost de Montrebei atrapo a David. A ratos he ido corriendo para pillarlo antes y seguir juntos. Nos grabamos algunas tomas para el vídeo que estoy creando de la experiencia de hoy. Llegamos al segundo puente colgante y, junto a la orilla, nos refrescamos. Pasadas las seis llegamos a La Masieta y en la tienda nos compramos una lata de Coca Cola cada uno, bien fresquita, que se agradece. Charlamos un rato a la sombra mientras nos la tomamos y nos dirigimos acto seguido al coche. David me deja en Tárrega y regresa a casa, mientras que yo asisto a algunos espectáculos con Alba casi hasta medianoche. Finalmente retorno a casa. Un día muy completo, variado e interesante y, al fin, he visitado el Congost de Montrebei, algo que tenía pendiente desde hace mucho tiempo. Algún día regresaré para realizar algunas de las vías ferrata de la zona o, quién sabe, para alquilar un kayak y recorrer el congosto vía acuática.
Puedes ver el vídeo de la excursión aquí: https://www.youtube.com/watch?v=NnNclloX6hE
Doce años después, me vuelvo a inscribir a la célebre caminata popular, esta vez algo más larga, con un recorrido de 87,1km y que, en vez de partir de Collformic, parte de El Brull. En esta ocasión vuelvo a concluirla en un tiempo inferior al máximo establecido, las 24 horas, en concreto en 22 horas y 30 minutos, cuando en 2006 empleé 21 horas y 8 minutos. Los años no pasan en balde...
En compañÃa de Alba, Siria, David y Marcos asciendo al Montcau (1052m) desde el Coll d´Estenalles (870m) y bajamos al Coll d´Eres, donde tomamos el camino a la Cova Simanya. Comemos a la fresca y una vez en el collado, tiramos hacia la Mola (1107m), punto culminante del Parc Natural de Sant Llorenç de Munt i Serra de l´Obac. Descendemos hasta Can Robert y mediante autostop nos plantamos de nuevo en el aparcamiento de Coll d´Estenalles.
Hacia las 9:45 partimos de Sant Feliu de Codines Alba, Siria, David y yo, con destino a Rubí, donde recogemos a Marcos, un seguidor de Feliz Éxito ( www.youtube.com/felizexito ), a las 10:15. Gracias al GPS del teléfono inteligente de David, llegamos hasta el aparcamiento del Coll d´Estenalles, situado en el punto kilométrico 15 de la carretera BV-1221 a 870m de altitud. El desnivel hasta el primer objetivo del día, el Montcau, es inferior a los 200m gracias a la altura a la cual está situado el aparcamiento.
Con calma y con poca gente en los alrededores –anoche fue la verbena de San Juan– emprendemos la marcha por una cuesta. Es una pista forestal que abandonamos pronto, en el Coll d´Estella, donde tomamos el sendero que nos lleva directamente a la cumbre del Montcau. Está delimitado por cuerdas para que nadie lo abandone, pues al otro lado la vegetación sobre la “codina” es frágil. El final es una entretenida trepada hasta la cima.
A la sombra de la mesa de orientación, nos hidratamos y contemplamos el paisaje. El día no está muy claro, de manera que sí podemos apreciar Montserrat, Cingles de Gallifa, Sant Feliu de Codines o el Puiggraciós, pero apenas se distinguen el Montseny o Barcelona mientras que el Pirineo queda oculto a nuestra vista. Unos minutos de descanso, una foto grupal que nos toma un señor, y bajadas hacia el Coll d´Eres.
La bajada de la rocosa cima comienza con un pequeño destrepe. Una vez alcanzado el collado, tomamos el sendero señalizado que en pronunciado descenso, nos conduce hasta el desvío a la Cova Simanya. Se trata de una cueva de 400m de recorrido, muy frecuentada por familias con niños. En su interior, a la fresca, junto a la luz diurna, nos comemos los bocatas. Un pájaro entra y sale constantemente, en su afán de alimentar a sus crías, las cuales parecen estar aprendiendo a volar.
Tras reponer energías, damos una vuelta por el interior de la cueva gracias a la luz del móvil. Resulta que he traído mi frontal pero en la caja solo hay dos de las tres pilas que necesita para funcionar. ¡Qué lástima! No hay mucha agua en el suelo, en comparación con lo que recuerdo de otras veces. No obstante, tampoco nos metemos mucho, y en el ramal del frente, ni en el que se abre hacia la izquierda.
Una vez en el exterior, volvemos a sufrir las calores de este inicio de verano. La subida hasta el coll d´Eres es corta pero pronunciada. Una vez en el collado nos separamos de David, que prefiere regresar al aparcamiento y descansar –léase hacer la siesta– en los bancos que hay junto a la oficina de información del parque natural. El resto nos dirigimos, por el cordal, en dirección a la otra punta de la sierra, La Mola (1107m), punto culminante del macizo.
Tras aproximadamente una hora de caminata, llegamos al Morral del Drac, una gran formación rocosa con una pequeña cueva que la atraviesa de lado a lado. Intentamos acceder a ella pero la roca está resbaladiza y lo dejamos estar. Ahora toca el ascenso propiamente dicho a la montaña de la Mola, en un primer momento por terreno rocoso y después a través de prados. Las vistas en la cima son impactantes sobre los núcleos urbanos, quedan a un tiro de piedra, sobre todo Castellar del Vallès. Muy cerca está también, pasado Matadepera, Terrassa y algo más distante, Sabadell.
Visito con Alba el interior de la iglesia. Está fresco, ¡qué bueno! A Siria y Marcos los encontramos en el restaurante con vistas. Les han metido una clavada por una botella de agua, pero hasta aquí todo llega en mula. Ojeando la carta, me fijo en las ensaladas a 9 o 10 euros y la butifarra a 13 o 14 euros. ¡Menudo placer debe de ser comer en este restaurante con estas vistas! Incluso sirven cenas algunos días de la semana previa reserva.
Son cerca de las cuatro y para regresar hasta el coche tenemos como unas dos horas de deshacer el camino, menudo palo. Cojo un mapa gratuito del punto de información del parque que hay a la entrada del restaurante y optamos por descender a Can Robert, cerca de la carretera, y Marcos le envía a David un wasap para que nos vaya a recoger a allí. Este, no obstante, parece no tener cobertura en el Coll d´Estenalles.
Al poco de iniciar la bajada, le pregunto a un señor si vamos bien y se empeña en que mi mapa es muy malo, que no sirve, y me enseña el suyo. “Sí, lo acabo de coger gratis en el restaurante”. No obstante, no tenemos problemas para llegar hasta Can Pobla y, posteriormente, a Can Robert. David ni está ni se le espera, está sin cobertura. Mapa en mano, continuamos hasta Torre de l´Àngel, para salir a la carretera BV-1221.
Les comento de parar a algún coche y que nos deje en el collado a alguno de nosotros y regresar en el coche de David pero Marcos y Siria prefieren ir caminando. Me quedo con Alba pensando en cuánto de lejos debe de estar el aparcamiento y, buscando, aprecio en la recta un punto kilométrico. Como recuerdo de ayer, que hoy teníamos que aparcar en el punto kilométrico 15, me acerco hasta él. ¡Es el punto kilométrico 7!
Le comento a Alba que hay ocho kilómetros de subida por la carretera, que van a tardar dos horas, como mínimo hasta las siete de la tarde. ¡Menudo palo! Nos disponemos a parar a algún coche. Los primeros no lo hacen, fruto de esta sociedad individualista que los medios de manipulación y el poder están creando en beneficio propio. Pero pronto aparece un señor de Sabadell, Miquel, quien nos recoge.
Nos cuenta que está saliendo de una lesión, pero que va a realizar una excursión sencilla para desconectar de la gente. Es una pasada para los de Sabadell, Terrassa y alrededores, tener unas montañas así tan cerca. Él no tiene pensado llegar hasta el collado, pero cambia de planes para poder solucionar nuestro entuerto y nos lleva a los cuatro. Pues sí: nos encontramos a Siria y Marcos y también los recogemos. Aún les quedaban 6 kilómetros por delante, una hora y media.
En el collado nos reencontramos con David, con cara de sueño, como recién incorporado. No está en el coche, sino en los bancos. Le agradezco el favor a Miquel y le doy una tarjeta mía para que me escriba si algún día se pasa por las montañas de Sant Feliu de Codines a realizar alguna excursión. En los alrededores tenemos Sant Miquel del Fai, Cingles de Gallifa, Cingles de Bertí y Puiggraciós, entre otros.
Hacia las seis, llegamos a Rubí, donde Marcos nos enseña su piso. Como comenté antes, me ha conocido gracias a mi canal de Youtube de desarrollo personal ( www.youtube.com/felizexito ). Nos despedimos y con David regresamos a Sant Feliu de Codines. Estamos un rato en casa y pronto, Siria toma rumbo a Granollers y David a Hospitalet. Se acaba así una jornada de buena compañía y de reencuentro con la montaña. A la próxima, hemos de subir a alguna montaña más alta. Veremos si se tercia :)