Wednesday 19 de September de 2018, 20:25:36
15y16-09-18: Matagalls - Montserrat 2018
Tipo de Entrada: RELATO
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Doce años después, me vuelvo a inscribir a la célebre caminata popular, esta vez algo más larga, con un recorrido de 87,1km y que, en vez de partir de Collformic, parte de El Brull. En esta ocasión vuelvo a concluirla en un tiempo inferior al máximo establecido, las 24 horas, en concreto en 22 horas y 30 minutos, cuando en 2006 empleé 21 horas y 8 minutos. Los años no pasan en balde...
La primera caminata Matagalls - Montserrat conocida fue realizada por Jaume Oliveras el 4 de agosto de 1904. Desde entonces mucho ha llovido. Cuando participé en la edición de 2006, todavía no existía lo del sorteo: todo aquel que quería, tenía plaza. Con el auge de las pruebas deportivas en la montaña, estos últimos años se ha realizado un sorteo. En la presente edición, a pesar de haberme quedado fuera, al final se ha podido repescar a todo el que ha querido. Y aquí estoy, dispuesto a repetir la hazaña 12 años después, ¿seré capaz?
Hacia las diez y media de la mañana parto de casa con destino Monistrol de Montserrat, donde dejo aparcado el coche en el aparcamiento del tren cremallera. Desde allí, como desde Barcelona o Granollers, parten los autobuses de la organización, cuya reserva he realizado por 9,5 euros. Si se le suman los 43 euros de la inscripción, el chip banco y el cremallera de regreso, te vas a los 60 euros en mi caso, pero un reto es un reto y no hay que escatimar recursos económicos a la hora de perseguir nuestros sueños.
El autobús en el que viajo va bastante rápido, adelanta a varios que han salido antes del nuestro con destino al núcleo de El Brull, al pie del Matagalls, en concreto en el punto kilométrico 32,1 de la BV-5301, carretera que une Montseny y Seva. Alcanzamos el lugar en algo más de una hora; ¡con la de horas que voy a tener que echarle en el regreso! Como quedan más de tres horas para mi salida oficial, las 16:26, descanso, como y doy una vuelta por los restos del castillo.
Me coloco el dorsal en la mochila, es el 3135. La pulsera que da derecho a los avituallamientos, a la muñeca. También tenemos una taza para el caldo, la Coca Cola, o aquello que quieras beber durante los seis avituallamientos que hay repartidos a los largo del recorrido. Visto, además, la camiseta que nos dieron con la inscripción, de un color amarillo chillón. En la mochila van seis pares de calcetines de repuesto, una botella de agua, el frontal, un impermeable, un chaleco reflectante que no usaré y poco más. La manta térmica no la he llegado a encontrar por casa.
Hacia las tres de la tarde, me acerco a la salida para ver como parten los primeros participantes, aquellos que superan los 70 años de edad. Son unos cuantos y diría que todos -o casi todos- varones. Después, casa minuto 35 corredores van tomando la salida. Por lo visto, este año, a diferencia de hace doce, no controlan la salida de los corredores, de manera que hay gente saliendo antes de tiempo. Le pregunto al señor si puedo salir antes y me dice que sí, por lo que en vez de partir a las 16:26, me ahorro casi una hora de cara a regresar mañana a casa y emprendo mi aventura a las 15:30. Al quedar registrado por el chip no hay problema alguno para el cálculo del tiempo final en la clasificación de Championchip.
Esta vez mi inicio es bastante rápido, a diferencia del de hace doce años. A ratos corriendo, básicamente se trata de una pista forestal con vistas al Pla de la Calma y al Tagamanent que desciende hasta Aiguafreda, población situada en el punto kilométrico 10,7 del itinerario. Mi registro es de 1h34min, son las cinco de la tarde. Me trinco una lata de Aquarius, un plátano, una naranja, algo de membrillo y me pillo para el camino una lata de Coca Cola. A la salida del pueblo, una señora está de animadora y la grabo. Mi vídeo de la experiencia lo tienes aquí: https://www.youtube.com/watch?v=cE8K5FVBmeo
Pasado Aiguafreda, el camino sube un risco, son los Cingles de Bertí. Se hace algo pesado y uno ya no está para correr mucho, a partir de ahora tocará caminar. Hay varios controles de camino a la carretera C-59, donde se cena. El control 2, situado en el Pla de la Garga, lo paso a las 18:20 y el control 3, en la casa de la Rovireta, a las 19:45. Para cuando llego al avituallamiento del Coll de Poses, en plena C-59 entre Sant Feliu de Codines y Castellterçol, ya ha anochecido. Son las 20:20, casi cinco horas de caminata para 27,2km. De momento estoy en perfectas condiciones, lo cual me alegra.
Llamo a Alba y a mis padres, de momento va todo bien. Estoy optimista y creo que tardaré menos tiempo que en 2006 para completar este desafío, lo cual no va a ser así. Me como un sandwich de pao y varios de atún, además de varios vasos de caldo. Me lavo los pies y me cambio por segunda vez de calcetines con el fin de evitar ampollas, cosa que va a resultar efectivo en esta prueba. Una vez retomada la marcha, casi todo es subida hasta el Coll de Matafaluga, donde paso a las diez de la noche tras seis horas y media de caminata y 32,3km. Aquí la cosa va a comenzar a torcerse.
La noche se hace dura, y la madrugada lo va a ser más. En un par de horas me planto en Sant Llorenç Savall, es media noche. Mis piernas ya acumulan 42km, una maratón. Llegó al avituallamiento dolorido de la rodilla derecha y el pie izquierdo. Vuelvo a tomar Coca Cola, esta vez del vaso, varias piezas de melón y poco más. Reposo un poco más a ver si me recupero, y sí, parto bastante mejor, pero soy consciente que la cosa va a ir a peor y todavía queda mucho por delante, nada más y nada menos que 45km.
Al control 5, situado en Les Marines, llego a la 1:10 de la madrugada. Y al cuarto avituallamiento, el de la Urbanización Cavall Bernat, a las cuatro. Ahora lo que tengo es más cansancio que dolor, tanto físico como mental. Aquí es el célebre avituallamiento de Donuts, pero ahora ya no te los coges, te los dan "por higiene". Me como uno y medio, además de un sandwich de atún y algo de fruta. De nuevo me lavo los pies y procedo al cambio de calcetines de rigor. Ya he utilizado cuatro, la proporción es buena para los kilómetros recorridos y los que faltan.
Una fina lluvia me obliga a ponerme el proyecto de chubasquero que traigo, una especie de bolsa de basura azul con capucha y brazos. Por suerte cesa pronto. A pesar de que hace fresco, paso calor del esfuerzo initerrumpido. Se me empiezan a acumular los kilómetros y los metros de desnivel -casi 6.000 en total- tanto en el cuerpo como en la mente. Deseo que amanezca ya pese a que seguro que me hará más calor. Es duro caminar de noche, solo y hecho polvo. Esto se vuelve interminable.
Al control 6 llego a las 8:05 de la mañana, es el kilómetro 69,7. He empleado cuatro horas para recorrer los últimos 12,7km, es muchísimo. Montserrat se ve enfrente, explendorosa, infernalmente cercana para lo lejana que todavía está en caminata. No me dejo engañar pues ya en 2006 hubo mucho rodeo antes de plantarse en su base. Nuevo cambio de calcetines y me dirigo al quinto avituallamiento, el de Vacarisses. Hay una subida por pista que es una auténtica tortura, para luego bajar al pueblo tras más de 18km y cinco horas y media sin ningún avituallamiento, menuda pasada.
Me siento en un banco. Son las nueve y media de la mañana. Mientras me como unos sandwiches de Nocilla y unas galletas de chocolate, llamo a Alba y a Jorge. me quedan seis horas de margen y 11,6km para llegar a meta, incluida la subida al monasterio de Montserrat. Ya llevo recorridos 75,5km de los 87,1km totales y mis piernas y pies no están bien. Además, recuerdo perfectamente lo apoteósica que fue la ascensión al monasterio hace doce años cpn más de ochenta kilómetros en la piernas y sin dormir y sé perfectamente lo que está a punto de venir.
Haciendo gala de mi capacidad de autosuperación, recorro paso a paso, el camino hasta el siguiente control, el del Hostal de la Creu, situado en lo alto de una montaña. Es el punto kilométrico 80,8 y son las once y media de la mañana, he tardado casi dos horas y media para poco más de cinco kilómetros, una completa locura que refleja mi estado físico dolorido. Tengo cuatro horas de margen para recorrer los 6,3km que faltan. He de lograrlo sí o sí. Y mira que esta vez es una tentación lo de tener el coche en el propio Monistrol; en 2006 regresé a casa en tren.
La bajada desde este control es una tortura. Es un camino de piedras y la rodilla casi no la puedo flexionar del dolor, tengo que bajar cual robot, dejando caer siempre a la siguiente piedra el pie izquierdo. La gente me adelanta hace ya bastantes kilómetros, voy cojo. En 2006 realicé cojeando los últimos 25km, esta vez me ha llegado la cojera más tarde, si bien las molestias han surgido ya hacia el km40. A Monistrol llego hacia el mediodía bajo un sol radiante, asfixiado de calor. Meto la cabeza bajo el chorro de la fuente, lleno la botella e inicio el ascenso al monasterio.
Hay mucha gente, sobre todo de bajada. La mayoría nos felicita y nos da ánimos, "ya falta poco". Para mí falta un mundo, la verdad. Hay un último control, el 8, en la Pista del Agua, en el punto kilométrico 83,7 el cual paso a las 12:43. Ahora mismo ya excedo en unos minutos mi marca de 2006, las 21h08min y todavía me faltan 3,4km de ascenso. Lo bueno es que en subida la rodilla no me duele, lo que sí me pesa es el cansancio y sobre todo la falta de sueño, voy medio zombie. También el calor.
Hay un tramo muy costerudo y lleno de gente bajando, con escalones y unas grandes tuberías. ¿Qué tortura es esta? Lo que me faltaba. Gano desnivel a saco, adelantando a gente, para quitarme esta tortura de encima lo antes posible y salir a los escalones que van desde la Santa Cova al Monasterio. Una vez los alcanzo me los tomo con calma. Ahora sé que esto está hecho. Menudo contraste entre yo y los turistas, bien vestidos y frescos, sin cara de sufrimiento ni sudar.
Exhausto pero contento, me deleito con cada escalón que subo. Ya estoy por encima de las 22 horas y no tengo prisa en llegar. Hay un chico delante mío, con ambas piernas vendadas, ayudado a caminar por dos familiares, hecho polvo. Los oteadores y familiares de otros participantes por llegar nos animan. Alcanzo la parada del cremallera y unos participantes que ya han concluido la prueba, sentados, me animan. Cruzo la calle y me dirijo a la última escalinata, la que conduce a la plaza del Monasterio.
Bendita escalera al cielo. Escalón tras escalón, me acerco a la materialización de una meta, a la replicación de un sueño doce años después. Si hemos de hacer caso a Moliere, "cuanto mayor es el obstáculo, mayor es la gloria al superarlo", llegar al último escalón y ver el monasterio va a ser algo inolvidable. Y así es. 22 horas y media después, aquí estoy, escuchando el pitido del chip al cruzar la meta de los 87,1km. Es la primera vez que recorro tantos kilómetros del tirón. Contento, pero agotado, me hago con mi trofeo, de madera como en 2006, edición XXXIX de esta prueba y que va a acompañar al que obtuve en la XXVII. Los años pasan. Me he hecho viejo, he empleado más tiempo, pero todavía lo he podido conseguir.
Algo de fruta, de Coca Cola y algún sandwich, y sin perder mucho tiempo, me voy para el cremallera. Jorge está a punto de llegar para felicitarme por sorpresa pero no lo sé, no le veré. Bajo hasta el aparcamiento por 4,5 euros con el descuento de la Matagalls Montserrat y regreso a casa. Lo que más me apetece es dormir. Sabía que sería duro, pero no me imaginaba que tanto. Aún así, lo importante es haber logrado el reto. Haber cumplido un nuevo sueño y así, seguir llenando mis años de vida, más que mi vida de años...
2 Comentarios
Enviado por Fern el Friday 31 de August de 2018
“Buenos dÃas.Has escrito en los blogs y serÃa mejor que escribieras en los foros, en el de "Rutas, Ascensiones y Condiciones de la montaña".Y contestando a tu pregunta, hice esa cresta hace muchÃsimos años a finales de julio y no habÃa nada de nieve. Vale que este año ha nevado mucho pero no tendrÃas que tener nieve.Saludos,Fern”
Enviado por Rodrigo el Thursday 4 de October de 2018
“Buen aporte os dejo yo uno
aquÃ.”
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