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Thursday 4 de September de 2008, 14:12:21
30-08-08:Vía Ferrata Les Roques de l´ Empalomar ( Vallcebre )
Tipo de Entrada: RELATO | 2878 visitas

Florenci, Jordi, Sígrid y yo realizamos la relativamente reciente vía ferrata , inaugurada en el presente año por imparables.cat, teniendo como prioridad una gran seguridad. Desde lo alto del promontorio rocoso se puede contemplar el expléndido paisaje del Berguedà, con su inigualable verdosidad. Esta actividad la complementamos con la ascensión a la Gallina Pelada, cuya excursión describiré en el siguiente relato.

 

 

A las seis y media de la mañana partimos de Terrassa en el vehículo de Florenci, quien nos conduce con diligencia hasta el término municipal de Vallcebre, en plena hermosura del Prepirineo de la comarca del Berguedà. En el aparcamiento, un panel informativo bastante completo nos proporciona desde los desniveles y tiempos hasta el material necesario, consejos y técnicas de progresión. También hace constancia del riesgo mortal de progresar sin el material adecuado o desconociendo su uso correcto, así como nos recuerda que todo lo que hagamos en el “itinerario alpino, equipado con cables, cadenas y escalones” es bajo nuestra responsabilidad. A las 16:30, diariamente, es posible realizar la vía ferrata con guías, para lo cual es imprescindible hacer la reserva previa. Creo que este servicio es ofrecido por los mismos “imparables.cat” El precio es de 39 euros e incluye el material, el seguro, un guía por cada 3-5 personas y ofrecen unos guantes de regalo. En cuanto a la ficha técnica, en el mismo cartel podemos leer que la longitud es de 170m mientras que el desnivel es de 130m. La poca diferencia entre ambas cifras nos da una buena idea de la verticalidad de la vía ferrata, sin tramos extensos de “caminar” entre diferentes zonas como sí podemos encontrar por ejemplo en Les Baumes Corcades de Centelles. El tiempo aproximado es de una hora de itinerario, más quince minutos de aproximación y otros tantos de regreso, los cuales transcurren en parte en la llamada “Ruta dels Camps de Tabac”.

 

Faltan cinco minutos para las ocho de la mañana cuando partimos del aparcamiento con los arneses puestos, dispuestos a acometer el fuerte pero corto ascenso que hay durante la aproximación. Ésta tiene lugar por el interior de un húmedo y verde pinar, cuyos especímenes se nutren de un negro suelo que tiene aspecto de albergar numerosas formas de vida. Llegamos a un pequeño collado desde el cual bajamos unas pocas decenas de metros hasta alcanzar el inicio de la vía ferrata. En la pared de enfrente hay instaladas algunas cuerdas fijas debido a que están haciendo un estudio para montar otra vía ferrata pero de mayor dificultad, sin dejar de lado la alta seguridad. Al pie del promontorio rocoso donde discurre el itinerario de la vía ferrata nos ponemos los cascos. Pongo a mano el papel, el boli y la cámara de fotos, utensilios que uso intensivamente durante el ascenso. Jordi también echa mano de la cámara de fotos, mientras que Florenci y Sígrid ya están enfrentándose a la pared, eso sí, con la ayuda de incontables peldaños, trampa necesaria para poder progresar hacia arriba. Como se suele decir, subir más alto para ver más lejos.

 

Si tuviera que mencionar los más destacado de la vía ferrata, sería su continuar verticalidad y la gran presencia de “grapas”, a los cuales acostumo a llamar escalones, pues en realidad pareces estar subiendo por una escalera cuando tienes por encima varias decenas de los mismos en línea recta vertical. No diferenciaría entre tramos independientes entre los cuales hubiese una distancia física que superar caminando, porque en su totalidad transcurre en la misma pared, desde la base hasta su punto culminante, aunque sí es verdad que entre grupo y grupo de numerosos escalones puede haber unos dos o tres metros de tierra dentro de la pared e incluso un pequeño puente de madera (“2,7m”). A medida que avanzas por la vía ferrata te das cuenta de que parece haber sido creada para iniciarse en el tema, sobre todo por la poca distancia entre los peldaños o el poco tramo que recorres hasta tener que hacer de nuevo el cambio de mosquetones al siguiente tramo de cable vida, por lo que una posible caída no se antoja de muchos metros.

 

A las ocho y veinte hemos comenzado la subida. La primera dificultad que nos escontramos es acceder hasta el primer escalón, que se encuentra por encima nuestro hacia nuestra izquierda, a unos dos o tres metros de distancia en diagonal. Una vez alcanzado, sus siete idénticos acompañantes que se alzan por encima de él en vertical nos llevan hasta un tramo de menor verticalidad que acometemos con la ayuda de cadenas, no siendo necesaria la presencia de grapas por la comentada poca pendiente. Nos quedan por delante, aunque mejor sería decir por arriba, cincuenta y ocho peldaños en vertical hasta dar por finalizada una gran subida en línea vertical desde la base de la pared hasta unos matorrales presentes en la misma, a unas decenas de metros de altura. Comentar que los 58 escalones se pueden dividir en 18 + 40, pues ahí es donde hay un descansillo.

 

En definitiva, el primer tramo vertical, de unos 30-40m, está formado por varios tramos de grapas colocadas verticalmente (unas 70) y de un tramo de menor pendiente por el cual se sube agarrado de unas cadenas, para la cual es bueno ir equipado con guantes de vía ferrata, que son los que muestran los dedos desnudos, bastante parecidos a los de mountain bike (yo llevo unos de estos). Florenci y Sígrid nos han cogido ventaja porque Jordi y yo estamos haciendo muchas fotos, sobre todo él a mí porque soy el único que no ha estado nunca en esta vía ferrata por lo que aún no poseo ninguna foto inmortalizado en la misma. El segundo tramo es horizontal, y especial, pues es el único flanqueo de la vía ferrata, el resto es todo subida. Como ya comenté antes, son 170m de recorrido y 130m de desnivel, por lo que prácticamente todo el rato se avanza en subida vertical. En dicho flanqueo se diferencian varios sectores que enumeraré a continuación. El inicio es peculiar pues, además de estar entre árboles que crecen en la pared, has de pisar cuatro talones de madera en lugar de grapas. Dicha extravagancia da paso a diez familiares grapas situadas horizontalmente, seguidas de otra docena que está dispuesta en diagonal ascendente. Otros cinco escalones, esta vez dispuestos en vertical, nos llevan a la última parte del flanqueo, en la cual avanzamos horizontalmente con los pies sobre una brecha en la roca, sin la ayuda de grapas.

 

Después de la primera subida y el flanqueo, llevamos a cabo la segunda subida, separada en dos partes gracias a un replano y que nos va a dejar en el pequeño puente de madera. La primera parte está formada por unas veinticinco grapas, con la peculiaridad de que si se tiene cierta propensión a ser impresionado por la altura nos tenemos que enfrentar a ver, cuando buscamos la siguiente grapa con nuestros pies, el patio que hay debajo, debido a que asciende no completamente en vertical. Cuando progreso por una vía ferrata completamente en vertical no existe el problema del patio pues no lo puedo apreciar, y como bien es sabido, “ojos que no ven, corazón que no siente”. Pero a la que la recta imaginaria que une los diferentes escalones no apunta hacia el centro de nuestro planeta es cuando lo que hay bajo mí se muestra, activando en mi cerebro la sensación del miedo ante el peligro aparente. A partir de la repisa, quince escalones nos llevan hasta el puente. Jordi se adelanta para tomarme una foto en el mismo desde arriba, mientras que Florenci y Sígrid ya deben de haber acabado la vía ferrata. Desde el mismo se cuentan cuatro decenas de grapas, que prácticamente supenen el fin de la vía ferrata. Diez más a continuación, no visibles desde aquí, son el final real de la vía ferrata. Todo ello en una pared vertical que constituye, según he ido dividiendo a mi modo, la tercera y última subida de la vía ferrata.

 

A las 9 de la mañana hemos llegado hasta arriba, por lo que hemos empleado en su realización unos cuarenta minutos. Una legión de insectos voladores, hormigas con alas según Jordi, nos obliga a abandonar con celeridad el lugar, desde el cual se puede disfrutar de excelentes vistas, incluyendo el pueblo de Vallcebre rodeado de verde. Descendemos hasta un poste indicador cercano al collado, y en vez de regresar deshanciendo la aproximación anterior, hacemos un itinerario un poco menos corto que pasa por la pared de enfrente, desde donde se observa toda la vía ferrata. Es un lugar ideal para hacer fotos de gente en acción, por lo que siempre se le puede dejar faena fotográfica a alguien que nos acompañe a la zona y no quiera realizar la vía ferrata. Aunque quizá esté un poco lejos como para venir hasta aquí expresamente, siempre se puede combinar con una excursión por la zona, como podría ser la Gallina Pelada (que ahora realizaremos y describiré en el siguiente relato), alguno de los Pollegones del Pedraforca, algo del Cadí o alguna visita turística. También representa una excelente opción si se está pasando un fin de semana o veraneando en la zona, donde abunda la presencia de campings, más aún teniendo en cuenta que se puede realizar con un guía experimentado sin necesidad de poseer el material. Por último, comentar que a las nueve y media abandonamos el lugar con destino a la Font Freda, a unos 15-20 minutos en coche, donde en hora y media de ascenso se puede acceder al punto culminante de la Serra d´ Ensija, la Gallina Pelada, de 2327m de altitud, también llamado Cap Llitzet según los entendidos.

 

P.D. Te invito a visitar mi canal de Youtube Feliz Éxito aquí:  www.youtube.com/felizexito




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