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Monday 13 de June de 2011, 13:24:41
22-04-11: Sahagún – Mansilla de las Mulas (36,6km)
Tipo de Entrada: RELATO | 1908 visitas

16al24-04-11 : Logroño – Burgos – León – Astorga (Camino de Santiago) A lo largo de nueve jornadas recorro unos 350km de la ruta francesa del Camino de Santiago, la más concurrida. Así, gracias a una media diaria cercana a los cuarenta kilómetros, logro plantarme durante las vacaciones de Semana Santa algo más cerca de lo previsto a la catedral de Santiago, concretamente en Astorga en vez de en León, como me sucediera en la Semana Santa del 2007. Quizá esos cincuenta kilómetros de más me permitan hacer un último tirón hasta Finisterre en un futuro, pero de momento eso queda aún muy lejos.

 

 

Discoteca La Pista. Así se llama el local a las afueras del cual se concentran los jóvenes, en su mayoría chicos, cuando paso a las seis y cuarenta con mi mochila a cuestas y siendo quizá el único sobrio menor de treinta años presente en la calle. No ha amanecido todavía y está lloviendo, lo que siempre es una discordia sin la presencia de la luz del sol. Si al menos hiciera mucho calor el mojarme serviría para refrescarme, pero ahora no tiene utilidad alguna para mí. Mi mente comienza a funcionar a pesar de la temprana hora: “poco a poco podemos labrar un gran trabajo” anoto en mi papel. Por lo visto también dejo constancia de que me he puesto los guantes al revés –lo leo dos meses después cuando redacto esto– y de que no supone un gran problema, a diferencia de si luciera una de sas camisetas que rezan “sonríe si quieres sexo”; en ese segundo caso, si te la pones al revés puedes perderte un gran número de sonrisas y quién sabe si algo más.

 

El primer pueblo por el que paso es Calzada del Coto. Posteriormente, a las nueve menos diez, le toca el turno a Bercianos del Real Camino. De camino a aquí he hablado con una pareja que es de Zaragoza; han recorrido la variente aragonesa y tienen pensado regresar desde León. Casi a las once abandono el Burgo Ranero, en cuyo supermercado me he comprado una camiseta de manga larga negra con los nombres de los pueblos más destacados entre Roncesvalles y Santiago; en un momento dado me puede servir de chuleta. También he adquirido un monedero en el que aparece representado un peregrino y que le da un aspecto muy gracioso. Realmente no he podido resistirme. De esta localidad guardo un buen recuerdo porque pernocté en su estupendo refugio de adobe en 2007. Nada más llegar, un hospitalero francés que no dominaba nada el castellano me dio una poción diciéndome que era la que tomaban Asterix y Obelix y que me llenaría de energías.

 

Cada pocos metros hay plantado un árbol, y así durante decenas de kilómetros. A un lado del paseo, los campos, y al otro, una carretera por la que no transita nadie. A un kilómetro o así, la autovía Camino de Santiago. Ese es el panorama que acompaña al peregrino durante un interminable número de kilómetros. En medio de la nada, en una área de descanso, me encuentro con seis conciudadanos míos. No nos hemos visto en Badalona jamás y nos hemos de encontrar aquí, a cientos de kilómetros de distancia. Son un padre, una madre, varias hijas suyas y algunas amigas de las hijas. El hombre me cuenta que se siente muy nervioso porque está a punto de terminar algo que comenzó hace dieciséis años, cuando yo contaba con trece y no conocía de la existencia del Camino –siempre he sido un ignorante–. Resulta que por entonces recorrió el tramo comprendido entre León y Santiago, y más recientemente inició lo que le faltaba en Roncesvalles. Así, mañana completará un ciclo y acabará de recorrer por completo toda la ruta francesa.

 

Unos kilómetros después atravieso un túnel por debajo de la vía del tren, y cual lavabo al aire libre, sus paredes hacen de compendio de frases varias tales como “ser feliz es una obligación” o “la del perro blanco no come carne”. Esta última frase me sorprende sobremanera y trato de encontrarle un significado. Dudo, por un lado, entre la versión inocente, y por otro, entre la más rebuscada y de toque más eróticofestivo. Tendrían que dejar un rotulador y que cada uno dejara constancia de lo que crea oportuno comunicar: no haría mal a nadie y nos podría aportar mucho como personas. Pero claro, no interesa, no aporta dinero alguno a nadie. Una vez en el exterior procedo a un cambio de calcetines, que como dije anteriormente, se trata de una operación básica para salvaguardarse de las ampollas. Con los pies más frescos –he dudado pero he preferido tener menos agua para beber– me dirijo a Reliegos, al que entro a la una y veinticinco. Más de uno se pensará que soy un guiri con el poncho azul del todo a cien, pero me es indiferente. Que piensen lo que les de la real gana.

 

A las tres menos veiticinco alcanzo la puerta sureste de la muralla de Mansilla de las Mulas, llamada de Santiago –la puerta–. Aunque no lo he comentado, estoy intentando pernoctar en pueblos diferentes a los de mi anterior paso por estas tierras cuatro Semanas Santas atrás. De ahí que estos últimos días haya dormido en Carrión de los Condes, Sahagún y hoy aquí. El albergue es de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de aquí. Tras pagar por la nohe que voy pasar me dirijo a la pequeña habitación y como suele suceder, el resto de peregrinos ya ha llegado y están durmiendo. Sin hacer ruido me hago con la toalla, el champú y demás y me dirijo a la ducha. Luego, más hambriento que una mula a dieta, salgo a buscar un bar decente en el que comerme un menú. Le comento ese punto a un señor mayor que pasa por la calle y me indica que entre en el Centro de Turismo Rural El Puente, contiguo al albergue, ya que en él trabaja su nieta. La verdad es que pasadas las tres, y tras 285 kilómetros en siete días, apetece tomarse unos fideos a la cazuela, unas albóndigas con patatas, un vasito de helado de vainilla y chocolate y una Coca Cola.

 

De vuelta en el albergue me estoy un rato en el patio, otro en la cama y otro en la cocina. Conozco a Dolores, una periodista que trabaja en el Gabinete de Prensa de un Ministerio en Madrid. Cuando le cuento que he estado en el Camino en las cuatro estaciones, me anima a que escriba un libro al respecto. Ella siente una inquietud por el castellano parecida a la mía pero claro, ella vive de eso, de redactar textos utilizando el lenguaje. Yo en cambio soy de ciencias. Le comento que me gusta la FUNDEU, que promueve el uso correcto de nuestro idioma, y ella me responde que también la conoce. Algunos de sus artículos aparecen en el diario gratuito 20 minutos y de ellos se puede aprender para no cometer errores típicos, tales como “habían cinco personas en la habitación” en vez de la correcta  “había cinco personas en la habitación”, error común para los que vivimos en zonas en las que cohabitan el castellano y el catalán. Anoto su correo electrónico y en cosa de un mes le haré llegar a su domicilio un ejemplar de mi primera novela, La ruta de las estrellas, que a día de hoy aún es un proyecto del que no le hablo a causa de mi excesiva vergüenza. Y eso que para otras cosas soy muy lanzado.

 

Tras salir a comprar algo para cenar me voy a la cocina-comedor y a parte de comer un poco –no mucho– le echo un vistazo a unas revistas de temática jacobea. Me parece interesante el escrito que una japonesa enferma de cáncer dejó en un albergue y se lo enseño a Dolores, a quien también le gusta. También me llama la atención una viñeta en la que aparece un peregrino extraviado en el polo Norte, pues dice “tenía que haber girado a la derecha”. Está rodeado por un oso polar y por varios pingüinos, por lo que algo no cuadra ya que ambas especies viven en zonas opuestas de la Tierra. Eso de que tenía que haber girado a la izquierda es el dato clave: lo que sobran son los pingüinos del Polo Sur. Como de costumbre, me anoto frases que me deleitan, tales como:

 

-El Camino es un sedante en este mundo en bullicio.

 

-Que no nos pese nunca el tiempo que va pasando, para que el bien que podemos hacer nunca se quede sin hacer.

 

-Quería que el Camino me ayudase a encontrar mi propio camino.

 

-Una nueva aventura, una nueva experiencia cada jornada.

 

-Conocí a gente que me ayudó a cambiar mi vida.

 

-Los españoles son amables, abiertos, espontáneos, llenos de vida.

 

-Personas que dan sin esperar nada a cambio, generadores de momentos inolvidables.

 

-El conocimiento del Cosmos se alcanza recorriéndolo.

 

Con tal acopio de frases de libro de autoayuda escucho lo que Dolores me cuenta: la noche del viernes y del sábado Santo, es típico en León jugar a las Chapas. Es un juego en el que apuestas una cantidad, se lanza una chapa, y viene a ser una especie de cara o cruz: según del lado que caiga se lleva el dinero uno u otro apostador. El problema radica en encontrar a alguien que quiera poner en juego la misma cantidad de dinero que tú. Según me explica, a última hora entran en juego los que ponen sobre la mesa grandes sumas de dinero. El que con certeza va a ganar dinero es el lanzador de la chapa, que se ve que se lleva una comisión porque parece ser un trabajo muy duro: hay que agacharse muchas veces a recogerla durante toda la noche. Un venezolano es solicitado por una mujer que nos dice que “necesita un hombre” porque no puede abrir un pote. “Hacía mucho tiempo que no me decían eso” contesta él. Al poco se convierte en rival mío, como un chico y una chica de Sabadell. En este caso no me refiero a las chapas, sino al remigio. Una vez nos explican las normas iniciamos unas partidas que no tienen fin, pues al final de cada una se anotan unos puntos y se comienza la siguiente. Dolores no se anima porque dice que no sabe jugar –será lo que sé yo–. En la otra mesa el californiano del ukelele se ha juntado con otro peregrino que toca una guitarra de dimensiones normales, y junto al coro de peregrinas extranjeras todos cantan una canción tras otra, como la de “Hotel California” y otras tantas en inglés muy conocidas pero cuyos títulos desconozco. Hacia las diez me muero de sueño y me retiro de la mesa a pesar de que la compañía es grata. Y pensar que hace justo una semana aún estaba perdiendo el tiempo en el trabajo…

 

P.D. Te invito a visitar mi canal de Youtube Feliz Éxito aquí:  www.youtube.com/felizexito




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