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Thursday 30 de June de 2011, 22:43:44
26-06-11 : Cresteando por el Pirineo Oriental III (Núria – Carançà)
Tipo de Entrada: RELATO | 5 Comentarios | 3726 visitas

Realización de la Cresta de Llosers o Cresta del Roc del Boc (Poco Difícil, PD), que une la Torre d´Eina (2850m) con el Roc del Boc (2774m) pasando por la Torre d´en Xillén (2722m, opcional), el Puig Conca Sud (2722m) y el Puig Conca Nord (2693m, opcional), tanto de ida como de vuelta. El punto de inicio que tomo es la zona de acampada del Santuario de Nuria, por lo que accedo y regreso de la Torre d´Eina vía Coll de Núria o d´Eina (2683m) y Pic d´Eina (2786m). Mención especial requiere la misteriosa Torre d´en Xillén, el pico menos frecuentado de toda la zona de Núria – Carançà. En su cúspide es posible leer en el libro de registro anotaciones de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo, incluidas las de varios miembros del GAM del CMB (Grupo de Alta Montaña del Club Muntanyenc Barcelonès) que realizaron algunas primeras absolutas en aquella época y otras gestas importantes.

 

 

 

Hoy domingo finaliza el puente y es el día fijado para regresar a casa tras una acampada de tres días junto al Santuario de Nuria. Habiendo recorrido la Cresta de l´Anyeller, la de l´Hereuet y la de Racons, en principio la idea es coger el primer tren cremallera de regreso a la civilización, pero me sabe mal porque sé que me estoy dejando la que, junto a la arista NO al Pic de l´Infern, tiene mejor pinta: la cresta que une la Torre d´Eina con el Roc del Boc, llamada Cresta de Llosers o Cresta del Roc del Boc. La citada cresta incluye un famoso paso, el Pas del Violoncel, y una cumbre muy poco visitada, la Torre d´en Xillén, cuya atracción y peligrosidad remarca Pako Sánchez en su guía de Desnivel Ediciones que lleva por título Crestas pirenaicas. Todo ello me impulsa a desprenderme del sueño y del cansancio acumulado y a levantarme con la intención de alcanzar el collado de Núria o d´Eina (2684m), coronar el Pic d´Eina (2786m) y situarme en lo alto de la Torre d´Eina (2850m), inicio del mágico, solitario, misterioso, atractivo y musical cordal. Son las 6:55 cuando me pongo en marcha.

 

Dado que hace dos días intenté batir el tiempo de ascenso al collado de Noufonts, y ayer al de Noucreus, hago lo mismo para el de Eina y así lograr un tres de tres. Aunque me siento cansado, me cuesta avanzar y tengo morriña, vuelvo a lograrlo: en concreto empleo una hora y veinticinco minutos, cuando las guías hablan de dos horas y de dos horas y cuarto. A la hora y cuarenta minutos he alcanzado la cumbre del Pic d´Eina y acto seguido comienzo el descenso hasta el collado que lo separa de la Torre d´Eina. De badaja, a mano derecha nace la cresta del Hereuet, por la que regresé hace un par de días al santuario tras haber realizado la Cresta d´Anyeller. Mi mente está atareada imaginándome con una ración de patatas bravas, se nota que me he quedado sin alimentos. Las últimas galletas que me quedaban me las he comido antes de partir, en la tienda, por lo que cuanto antes termine con todo esto mejor, y no sólo por el tema alimentario: estos días está pegando un sol y un calor de escándalo.

 

Pasado el collado inicio el ascenso a la Torre d´Eina. Un insecto alado se cruza en mi camino y causa que se me ocurra una frase incongruente que anoto convenientemente en mi hoja: “No soy nadie para creerme superior a ese bicharraco”. A las nueve y diez, dos horas y cuarto después de haber partido de la zona de acampada, me sitúo junto al piolet, el buzón y la bandera “estelada” que hay dispuestos en la cumbre del punto culminante del día: 2850 metros de altitud. El hecho de que la altura no alcance la barrera de los tres mil es un regalo caído del cielo, pues le permite al inquieto montañero disfrutar y recorrer estas montañas con la única compañía de las rocas, el agua y el aire; también ayuda el efecto atrayente del cercano Puigmal y del resto de picos de la Olla de Núria. No hay nada como ser una montaña cercana a otra célebre para estar más solo que la una, algo que suele ser también aplicable a las personas y a su vida social. En cuanto al buzón, alguien lo ha confundido con una papelera y ha depositado en su interior la tapa de una lata de conservas. Por lo visto, en Barrio Sésamo no llegaron a explicar la diferencia entre una carta y un pezado de acero, o alguien no supo o quiso entenderlo.

 

Desde la cumbre, la vertiente en cuestión cae de manera bastante pronunciada, algo que no me esperaba. Comienzo a destrepar por la parte derecha, por donde creo más conveniente, a través de un terreno cubierto por vegetación. Las rocas caen en vertical formando paredes que para nada son de destrepar o trepar, de manera que avanzo paralelo a ellas por su lado derecho. Como no hay sendero, ni hitos ni referencia alguna, debe echarse mano a la experiencia que uno ha ido acumulado con los años, por lo que no es aconsejable para nadie inexperto. Si bien el avance es sencillo, no deja de resultar peligroso y me muevo con suma prudencia: un paso en falso y te puedes ir rodando para abajo unos quinientos metros de desnivel, que no es poco. De hecho, creo que el descenso hasta la brecha entre esta montaña y la Torre d´en Xillén es el más aéreo de toda la cresta y el más peligroso, sensación que no se tiene a la vuelta al acometerlo de subida.

 

Así, con el miedo a las alturas aparcado y fiándome de unas hierbas que surgen del suelo en manojos redondos, voy bajando por las repisas de tierra y hierba y agarrándome a toda roca grande que encuentro por si me patinara algún pie. En ese sentido, prefiero el avance cercano a las paredes rocosas, eso sí, sin asomarme a ellas, que entonces me entra pavor y me dan ganas de marcharme. El descenso se hace realmente largo, y llegado un momento, flanqueo a la izquierda por terreno rocoso. ¡Menuda coincidencia! He seguido el itinerario correcto sin tener ni puñetera idea, debe de ser que he interpretado bien el terreno. El flanqueo me lleva al primer hito –montoncito de piedras–, junto al que hay una instalación de rápel. Resulta que hay que destrepar un paso que es un muro descompuesto de dificultad III- de unos diez o doce metros hasta la brecha que separa la estrambótica Torre d´en Xillén (2722m) de la Torre d´Eina (2850m). Con el miedo aún metido en el cuerpo procedo con sumo cuidado pues la pared está formada de piedrecitas amarillas que en cualquier momento pueden desengancharse de ella. Poco a poco voy perdiendo metros, giro a la izquierda en una repisa, y acabo de destrepar hasta la ansiada brecha. ¡Salvado! Al menos de momento.

 

Media hora he empleado en bajar los aproximadamente ciento cincuenta metros de desnivel que median entre el inicio de la cresta y la brecha, lo que da una idea de la dificultad y de la precaución con que debe afrontarse tal tramo en este sentido, que como he dicho nada tiene que ver con acometerlo de subida, mucho más sencillo y evidente, entre otras cosas porque no tienes que ir a buscar una brecha escondida a la vista, sino una cumbre a la que llegarás por cualquier lado siempre que subas. Desde el collado debe seguirse una especie de sendero, en ocasiones difuso, que avanza por un pedregal que rodea por el oeste las agujas de la Torre d´en Xillén y los Dits d´en Xillén. Se trata de un intervalo de tiempo agradecido pues el avance tiene lugar a la sombra, y con la calda que está cayendo te produce una recuperación energética de cuidado. La única dificultad es un pequeño destrepe en una roca de color grisáceo o blanco que contrasta con los dedos del tal Xillén, que son de una tonalidad rojiza al estilo del Death Valley o del cañón del Colorado. No llega a los dos metros de altura, pero si la pifias hay una modesta pendiente por la que fijo que ruedas uno cuantos metros más y el estado final en el que te hallarías no sería el óptimo como para continuar.

 

Una vez acabado el rodeo occidental se accede a un nuevo collado, esta vez entre los Dits d´en Xillén –Dedos en castellano– y un pico de ascenso obligado: el Puig Conca Sud (2722m). En una posición sombría procedo a hacer una trasvase de agua desde la botella de litro y medio que llevo en el interior de la mochila, y la de un tercio de litro que llevo en el exterior. Tal operación, que a primera vista parece carente de importancia, puede acarrear una retirada si por un descuido se me va la botella grande al suelo. Sin derramar ni una mísera gota –aquí el agua es coltán– coloco ambas botellas en su lugar e inicio la trepada al citado pico, que es una mole rocosa bastante más voluminosa que su homóloga septentrional. Como no hay indicaciones de por dónde ir, cosa que realmente me sorprende y me gusta, estudio las dos canales que veo y opto por la de la izquierda, cuyo sustrato es gravilla de pequeño tamaño que te hace retroceder medio paso por cada uno que subes. Así, un poco como si de arenas movedizas se tratase, intento alcanzar la parte alta de la canal y una vez en ella sí es necesario trepar un sencillo resalte. Entonces salgo a un terreno abierto y rocoso por el que alcanzo, de una manera fácil y rápida, la cumbre del primer Puig Conca.

 

Al bajar del Puig Conca Sud sigue prevaleciendo la máxima de no despeñarse. Se puede ir más a la izquierda, más a la derecha, por aquí o por allá, es igual, lo importante es seguir con vida y llegar al siguiente obstáculo, que lleva por nombre Puig Conca Nord (2693m). Yo opto por bajar de esta mole por la vertiente este, en la que la roca está algo descompuesta y por tanto lo mejor es andarse con ojo. La cumbre norte, de menor altitud pero más puntiaguda, está en pleno cordal pero es evitable por ambos lados. Como no quiero hacerle un feo, cosa que no va conmigo, la asciendo fácilmente sin tener que utilizar las manos, aunque su destrepe sí requiere tener algo de habilidad en cuanto a desenvolverse en terreno rocoso. Una vez dejada atrás se alcanza un nuevo collado y se presentan unos seis chichones secundarios en pleno cordal que de nuevo voy culminando uno a uno sin optar por avanzar por su izquierda, por donde un sendero poco evidente parece abrirse paso sobre el pedregal. Esto me lleva a una zona de rocas blancas en la que comienza un tramo de cresta afilado, estrecho y algo aéreo que desemboca en el mismísimo Pas del Violoncel, el diedro de doce metros de altura y dificultad III que impregna de musicalidad toda la cresta. Se trata del paso con mayor renombre de la zona de Núria – Carançà.

 

Mucho se ha escrito, fotografiado o filmado. Tanto es así, que googleando un poco aparecen comentarios, imágenes y hasta vídeos de montañeros que lo superan tanto de ascenso como de descenso, tanto asegurados como no, tanto a pelo como rapelando. Sin pretender desmitificar dicho paso y reconociendo su elegancia y su primordial papel en que esta cumbre –el Roc del Boc–, junto al cercano Pic Rodó, situado en la Cresta d´Anyeller, sean las dos cimas de la zona de Núria–Carançà más difíciles de ascender por su vía normal, no puedo dejar de dejar constancia de que para mí, el descenso desde la Torre de l´Eina hasta la primera brecha, e incluso el muro que implica descender, son bastante más difíciles que este diedro cuyos doce metros parecen más bien exagerados –siete u ocho quizá–. Bien es verdad que cuando te metes en él te sientes como en un recoveco y el mundo exterior se muestra abierto, luminoso y amenazante, pero las presas son buenas, el ánimo está alto y después de todo lo recorrido hasta aquí, el Roc del Boc no se puede escapar.

 

Y vamos que si no se escapa. Ataco al violonchelo directamente y desconfiando, como dice Pako Sánchez, de la losa central, cuyo tembleque hace entrever que algún día se irá para abajo con alguien que no se haya percatado de su estado precario y de la desconfianza que merece por nuestra parte. Así, saliendo hacia la derecha, dando el rodeo a la citada losa, accedo a la reunión desde la que se instala el rápel en caso de optar por él durante el descenso. De subida también hay una pieza metálica empotrada en una fisura; presenta un agujero por el que supongo que se pasa la cuerda y que sirve de seguro en caso de caída durante la trepada a este famoso diedro. Una vez superado el escollo, se presenta la pirámide somital de este estilizado pico. La dificultad es casi nula: sólo es necesario ir trepando por donde uno crea conveniente cuando ello es necesario. Y así, tras una hora y cincuenta minutos de cresta, alcanzo la cumbre (2774m) a las once de la mañana. A esta no ha llegado el que obvió las enseñanzas de Epi y de Blas, por lo que en el interior del buzón solo se hallan la libreta y el boli. La última inscripción es del dieciséis de abril pero pronto pierde tal condición al ser reemplazada por la mía. También hay un palo con un proyecto de bandera y una cruz. Desde aquí se observan muy bien tanto l´Estanyet como la Cresta de l´Anyeller, la de l´Hereuet y la de Racons, todas las que he realizado estos días. Es un punto estratégico con vistas, incluida la Ciudadela de Mont-Lluís, el Carlit o el Puig Peric. Como cada vez el sol aprieta más y aún tengo que volver a hacer a cresta pero de regreso, no me entretengo y abandono el lugar no sin antes haber echado un vistazo hacia el Pic de l´Orri. Hacia él el cordal continúa, eso sí, para nada con la estética de la Cresta dels Llosers, aunque con algunos tramos de II/II+. Eso, si acaso, será otro día. Hoy toca regresar hasta casa.

 

Deshacer la cresta es más sencillo y rápido. Primero, porque ya te has aprendido el recorrido y sabes por dónde abordarlo o qué es posible esquivar; y segundo, porque el sol aprieta de lo lindo y las prisas aceleran el paso. Nada más llegar a lo alto del Pas del Violoncel me llevo una sorpresa: ¡hay cinco montañeros! Es mi primer contacto humano en cresta en tres días. Como el primero de ellos ya está en la base del paso y con ánimos de encararse por la pared, les digo que no hace falta que me dejen pasar, que ya me espero, cosa que hago en un lugar cercano medio a la sombra. ¿Por qué no a la sombra? Porque no hay lugar, eso implicaría estar un poco más allá del borde del abismo. Una vez han subido los cinco se sorprenden de que vaya solo. Uno de ellos me comenta que a él jamás se le ocurriría ir solo por aquí. Me ofrecen montarme un rápel y les digo que no. “Pega un grito si te pasa algo”, dice uno de ellos cuando se marchan y yo inicio el descenso del paso. Pero por descontado que no me pasa nada, si no no estaría escribiendo estas líneas. He procedido por lugares mucho más complicados y precarios y hasta el momento ninguno de ellos ha logrado que deje de escribir, y cuando así sea ya habré dejado mucho por leer.

 

Es necesario confesar que sí, que bajar el Pas del Violoncel cuesta más que subirlo. En concreto, porque hay que estirar la pierna para alcanzar una presa con el pie y al estar un poco escondida, quizá por un ligero extraplomo, te da cierta inseguridad, pero una vez está bien colocado el pie la dificultad ha terminado –sólo queda desear que la losa central no ceda en ese preciso momento–. Entonces toca deshacer el tramo de cresta afilado, estrecho y aéreo por el que se accede al violonchelo, eso sí, bastante corto. Una vez en el tramo de cordal de los seis chichones, lo que no tiene sentido es volverlos a hacer, por lo que sigo una especie de senda por el pedregal a su banda oeste por el que rodeo también el Puig Conca Nord. Como sé que el Puig Conca Sud hay que hacerlo, aparezco directamente entre ambos Puig Conca trazando una línea por el pedregal lo más directa posible con la intención de ahorrar tiempo y energías. Tras trepar al Puig Conca Sud lo corono e inicio el descenso, pero es difícil recordar por dónde he venido. Toda roca es bastante parecida a la vecina. Eso sí, acabo llegando a lo alto de las dos canales y vuelvo a descender por la de antes, la de la gravilla, que tiene la ventaja de estar a la sombra por estar orientada a occidente.

 

Una vez me quito de encima el Puig Conca Sud comienzo el rodeo por el oeste de los Dits d´en Xillén y de la Torre d´en Xillén. No me quito de la cabeza este último pico, el menos frecuentado de Nuria y desaconsejado por Pako Sánchez por su peligrosidad, a la vez que te incita a subirlo por su halo de misterio. Llegado a un punto en el que baja un pedregal de las agujas, miro el reloj: las 11:52. Pienso que de momento puedo vivir sin haberlo coronado, pero que en el futuro quizá no; un impulso carente de raciocinio me lleva a adelantarme al futuro. Me digo: “son las once y ciencuenta y dos, puedo acercarme hasta las doce y ver qué tal, total, en ocho minutos no va a hacer mucha más calor y tampoco viene de ahí”. Así que comienzo a subir por el pedregal, uno de esos en los que su degradación y su pendiente te hacen retroceder casi más a cada paso de lo que avanzas. Llego a un terreno de roca y hierba de una inclinación de unos cuarenta grados y comienzo a avanzar con patio a ambos lados y usando en algún momento puntual las manos. Las rocas se acaban y llega un último tramo en pendiente que es completamente herbáceo. Y de repente se acaba. Muchos metros de vacío y unas pocas piedras que forman un intento de hito marcan que he coronado la Torre d´en Xillén. Son exactamente las doce.

 

En una especie de lata de conservas oxidada por el paso de las décadas compruebo que la última anotación es del catorce de julio de 2007, hace casi cuatro años. La segunda en antigüedad data del treinta de julio de 1989, hace once años, y dice: “Hemos encontrado, un poco más abajo arrastrado por el viento, este registro con firmas gloriosas de los años 50 y 60. Esto nos ha impresionado. Ahora lo intentamos dejar bien puesto en su sitio, aquí arriba”. Lo firman un tal Maldonado y otro que quizá se llame David, no es muy inteligible,ambos de la Agrupació Excursionista Granollers. Lo tercero en antigüedad es el título de socio del Centre Excursionista de Badalona número 247 del año 1972, hace casi cuatro décadas. En él consta el nombre y la dirección del titular, que también me anoto pero no hago constar aquí. A todo esto me está dando toda la solana en la chepa y aquí no hay resguardo posible, se trata de una cima increíblemente pequeña y con patio por los cuatro costados. Pero es realmente emocionante y resisto el envite del sol. La libreta principal de este registro de los años cincuenta data de 1953 y tiene las tablas de multiplicar en la contraportada. Según pone, la dejaron aquí varios miembros del GAM del CMB (Grupo de Alta Montaña del Centre Muntanyenc Barcelonès) el doce de octubre de 1953, en concreto J. Martí y J. Silva, como testimonio de que su cordada realizó aquel día “la primera ascensión absoluta por la cara este de la Torre d´en Xillén” –palabras literales suyas–. También dejaron constancia, aquel día de hace cincuenta y ocho años, de que habían dejado otro registro a media pared colgado de una baga, en concreto introducido en una carpeta. En la siguiente página aparece un “gráfico de la ascensión” en el que se ve dibujada la vía que siguieron, e indican que su grado era –o es– IVº sup.

 

Emocionado por lo que mis ojos ven y mis manos tocan, continúo leyendo sorprendido de que esto, y concretamente el lápiz con el que está escrito, haya perdurado aquí cincuenta y ocho años sepultado todos los inviernos por la nieve, abrasado todos los veranos por el sol, y perdurado más que muchos escritos recientes realizados con mejores instrumentos y sobre un mejor papel. Las sucesivas páginas son escritos más modestos, pero de la misma época. ¿Dónde estarán ahora sus autores?

 

-“29-VIII-54 Venimos del Pic Rodó por l´Estanyet y vamos hacia la Torra d´Eyne. U.E.C.”

 

-“9 de mayo de 1955. C.E.Sabadell”

 

-“29-5-55 A.E. Pedraforca. Bellits A.E. Icària”

 

-“25 junio 1955 Venimos del Pic del Boch por la arista, y vamos al Torre d´Eina y Estanyet, donde tenemos el bacalao en remojo. Buen tiempo con nubes. Els Bellits d´Icària.”

 

-“28-7-56 Venimos de l´Estanyet per Conca N y Conca Sur. C.E. Sabadell”

 

-“4 agosto 1956. Desde Nuria por la cresta del Pic d´Eina. Vamos al Boc i Estanyet. J. Carbó (GAM), Mario Garcia Marià (CADE-CMB)”

 

Tras todas estas referencias de cuando mi padre estaba por nacer o recién nacido, llega alguna otra primera ascensión:

 

-“17-III-57 Primera ascensión invernal y segunda total a la pared E. Cordada Cerdà II – Riera – Ylla “Els meus del GAM” “

 

Posteriormente dejaron constancia de su paso por el lugar los participantes de un curso de la “Escuela de guías de montaña de Barcelona”, de la A.E. Pedraforca y de la C.E.D. Ya en los años sesenta, aparece una nueva primera ascensión absoluta:

 

“C.E.Pirinaic Dia 30-6-62 1ª ascensión absoluta por la cara sur. Material – 4 pitones – cuerda 40 metros. Tiempo empleado. 1h 20 minutos” Lo firman un tal Miquel y un tal Gono. Bajo sus líneas, alguien les ha indicado que es la segunda ascensión cara sur vía camp, como queriendo decir que no fue una primera absoluta.

 

El 26 de abril de 1964 miembros del G.E.D.E. hacen constar que van a hacer los “cuernos”, que vienen del Noufonts y que hace muy buen tiempo. Ni sé que significan las siglas ni a qué cuernos se refieres, a no ser que sean los dedos de Xillén.

 

El 2 de mayo de 1964 “dos violents del GEM”, uno de ellos firma como Javier Gregori, indican que han hecho la “primera absoluta de la pared SE” y que el material es “1-60 , 4 charlets, 2 escarpas, 2-U, 4 estreps. 3-Techos, IVºsup y Vº Vía muy buena y muy buen tiempo”.

 

Posteriormente llegaron a la cumbre miembros de la A.E. Pedraforca, luego, el 7 del VI del 64, alguien realizó la tercera vía sur (camp). Acontinuación vinieron los del XXI curso de roca del ENAM, la primera absoluta femenina, más “violents”, “una via muy mierda y corta” –en referencia a Via Losilla– según miembros del SAME, más miembros del SAME, de nuevo la vía sur camps, etc.

 

Con la cabeza como un bombo de tanta fecha, tanto dato y tanto sol, paro de tomar anotaciones y emprendo el descenso con sumo cuidado. Como bien dice Pako Sánchez en su guía, la ruta normal a esta olvidada cumbre tiene una pendiente tal que el aseguramiento no es posible y todo depende “del buen pie del montañero”; se trata de una pendiente herbácea limitada por un considerable patio por todos los costados. Así, pues, andando con ojo deshago lo subido hasta situarme de nuevo en el rodeo de la vertiente occidental con la satisfacción de haber dejado mi nota entre tan ilustres y viejos escritos.

 

Una vez en la brecha entre la Torre d´en Xillén y la Torre d´Eina, trepo el muro descompuesto (III-) que al venir he tenido que bajar y aparezco en el hito. Un flanqueo a la izquierda por terreno rocoso me lleva al terreno de gradas herbáceas situado a la izquierda de las paredes rocosas que caen de la cumbre. Como dije durante su bajada, nada tiene que ver con la subida: el avance es cómodo, los cientos de metros quedan atrás y no se ven, y suba por donde suba iré a parar a la cima, el único punto en el que no es posible hacerlo más. De bajada, en cambio, puedes acabar llegando a cualquier lugar. Una vez coronada la Torre d´Eina, me dirijo con paso ligero al Pic d´Eina, que corono a la una y cuarto. Me viene a la mente que los que estaban acampados junto a mí ayer comentaban que hoy subirían hasta aquí. Lo que para otros supone toda una excursión, para el adicto a las crestas puede ser tan sólo una mera aproximación, un aperitivo de cara al meollo que se avecina. De camino al Coll de Núria observo la evolución de unas nubes de desarrollo vertical que advierten a gritos que, estés donde estés, lo más prudente es iniciar el regreso.

 

El descenso hasta Núria es algo anodino, en parte porque es por donde he venido y porque ya lo realicé hace dos días. El sol cae a plomo y no hay cobijo posible en el pedregal, totalmente carente de árboles. Estoy obsesionado por perder desnivel y llegar hasta el Torrent de la Coma d´Eina y refrescarme la cara y los pies. Cuando llego, me siento un Mister Potato al que le han quitado los pies y se los han cambiado por otros nuevos. Menudo alivio. El agua moja mi pelo y lo mejor, en cuanto entra en contacto con mi cuero cabelludo, una sensación de frío recorre mi cuerpo; es como si se me helara el cerebro. La alegría dura poco porque me alejo del torrente y el sol me seca rápido, pero me entretengo pensando en la piel de un pollo al ast, supongo que para hacer frente al hambre. En cuanto llego, cerca de las tres, corro al bar a zamparme un bocadillo de tortilla de patatas casi sin tiempo, pues a las tres y media parte el cremallera y aún tengo que ir a la zona de acampada a desmontar la tienda. Corriendo con los bártulos llego apurado al medio de transporte por kilómetro más caro en muchos kilómetros a la redonda y quizá del país, descargo los trastos, tomo siento y contemplo algo inaudito: me muevo sin gastar energías. Por la ventanilla veo como pierdo desnivel y mis cuatro crestas, mis treinta horas de marcha, mis quince cimas, mis tres días de puente y mi acampada quedan allá arriba, suspendidas en la niebla, perdidas en el tiempo para siempre. 

 

P.D. Te invito a visitar mi canal de Youtube Feliz Éxito aquí:  www.youtube.com/felizexito


5 Comentarios
Enviado por Techno el Tuesday 6 de September de 2011

“Fantástica cresta. Tengo intención de hacerla este sabado y todo lo que has escrito me va a ser de gran ayuda.

Según veo, se tarda unas 8 horas en hacer todo el recorrido a tu paso, así que podriamos decir que como mucho el recorrido serían de unas 9 horas y media, no?

Por lo que dices, la mayor dificultat está justo antes de llegar a la Torre d'en Xillen (bajando de la Torre d'Eina). La bajada se puede hacer destrepando bien evitando ver mucho patio? El patio, aunque poco a poco lo voy superando, siempre me hecha un poco para atrás.

Fins aviat!!!”
Enviado por Zodiaco el Tuesday 6 de September de 2011

“Hola Techno, para realizar la cresta de Llosers o del Roc del Boc creo que hay más tiempo de aproximación que de cresta. El tiempo depende del grupo y es importante estar seguro del estado del cielo antes de meterse ahí dentro. Encontrarás más información objetiva en alguna reseña que en este relato que es totalmente subjetivo. La mayor dificultad objetiva es un paso llamado Pas del Violoncel, sobre el que hay hasta vídeos por internet. La bajada a la Torre d´en Xillen no es una cresta ni es lo más difícil, es una pendiente con hierba, lo que sí me pareció es peligrosa en el sentido de tropezar y comenzar a rodar hasta cientos de metros si no te detienes. Espero que si utilizas el relato sea más en el sentido de qué es lo que va viniendo o por dónde afrontarlo, pero no para evaluar dificultades ni estimar tiempos. Mucha suerte por allí, y recuerda que se puede alargar hasta el Pic de l´Orri. ”
Enviado por Techno el Sunday 11 de September de 2011

“Hola Zodiaco. Pués ya está hecho!!!

Todo menos la Torre d'en Xillen, ya que la cresta (por llamarla de alguna manera) es bastante cansada y dura, aunque no tiene ningún punto dificil, escepto los que has dicho tú; la bajada final de la Torre d'Eina y el pas del Violonchelo. En los dos casos, y como habian anillas, no me lo pensé mucho e hice uso de la cuerda y en un plisplas ya estaba el problema resuelto. Eso sí, la bajada del pas del Violonchelo, sin cuerda... "quin yuyu" debía de dar, no?

La escursión es bastante dura ya que se tiene que hacer el Pic d'Eina i la Torre d'Eina dos veces (y recorrer la cresta dos veces), además de las prisas por coger el cremallera que psicologimanete pesaba más que la mochila.”
Enviado por Zodiaco el Wednesday 14 de September de 2011

“Hola Techno, me alegra que te fuera bien. Ya te avisé que la ida y la vuelta eran lo más largo de todo, aunque realizar dos veces la cresta también tiene lo suyo. Si estás interesado, este otoño iré a hacer la cresta del Canigó, llamada Gasimir o algo parecido. Desde el Roc del Boc, no sé si te fijaste, hay muy buenas vistas sobre varias crestas de la zona. Hasta pronto.”
Enviado por Techno el Thursday 15 de September de 2011

“Hola, Ya me gustaría hacer estas crestas (aunque si hay mucho patio me da un temblor de piernas que no veas). Pero ahora con la familia tengo muy restringidos los días.

El dia 24 de junio estaba precisamente delante de la cresta del Gasamir. Se veía bastante entretenida y no muy larga.

En la salida me encontré con mucha gente, por lo menos me crucé con 50 personas. Pero lo que es la cresta (Torre d'Eina-Roc del Boc) me cruce con dos grupos, uno de dos personas justo en la Torre d'Eina (venían de hacer toda la cresta desde el Pic d'Orri) y adelanté a otro grupo de 4 personas justo en el paso del Violonchelo (estos iban para el Pic de l'Orri). Justo empezando a bajar del Roc del Boc (antes del Pas del violonchelo) vi que venia otra persona en solitario casi llegando a la base del Pas del Violonchelo, pero no me la llegué a cruzar en todo el camino, así que supongo que vio el paso y dio media vuelta.”


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