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Estas en » ExCuRSiONiSmO RoMáNTiCo FoReVeR » Archivo de Relatos » June 2014 » 28-06-14: Ascensión Al Balandrau (2585m) Por La Vertiente Noroeste
Sunday 29 de June de 2014, 21:43:33
28-06-14: Ascensión al Balandrau (2585m) por la vertiente noroeste
Tipo de Entrada: RELATO | 2 Comentarios | 3569 visitas

En compañía de Manuel, Julio y Dani asciendo al Balandrau (2585m) desde Queralbs, concretamente desde la central hidroeléctrica de Daió de Baix (1180m). Los algo más de 1400m de desnivel reales son duros, en parte, por la ruta de ascenso escogida: el sendero que recorre la Canal Occidental del Glaç, en otra época del año un corredor invernal de una longitud de 650 metros y una inclinación media de entre 35º y 40º. De regreso, pasamos por el Coll dels Tres Pics y junto al refugio Manelic o Coma de Vaca y continuamos por el valle del Freser hasta completar la ruta, en su mayor parte circular.

 

A las ocho de la mañana, puntualmente, me encuentro en Centelles con Manuel y nos dirigimos en su coche hacia Vic, Ripoll y Campdevànol. En esta peculiar autovía, la C-17, limitada a cien kilómetros por hora, un coche camuflado de la policía autonómica parece estar haciendo su agosto particular con un radar móvil bien escondido en una larga recta. Una vez en Campdevànol, se nos unen Julio y Daniel por aquello de ahorrar combustible –léase dinero– y contaminar menos. Además, agruparnos nos permite conversar e ir proyectando lo que acontecerá. Manuel, por ejemplo, confiesa que cuando propuso hace dos días realizar hoy una excursión no creyó que diera tiempo a materializarla.

Unos seis kilómetros después de atravesar Ribes de Freser, poco antes de llegar al pueblo de Queralbs, tomamos el desvío a mano derecha, por pista cementada, a la central hidroeléctrica de Daió de Baix, a 1180m de altitud, 1405m por debajo de nuestro objetivo de hoy: el Puig de Balandrau (2585m). Cerca de una docena de coches están aparcados aquí y acullá pero no se ve a nadie. O bien han madrugado más que nosotros, o han pasado la noche valle arriba, bien en Coma de Vaca (3h15min) o bien en Núria (3h05min). También hay, en un prado, un campamento de “grumetes” instalado. Su lema, bien visible, es: “Ojos abiertos, mano abierta, corazón abierto”.

Son las nueve y media cuando, una vez equipados, iniciamos la ascensión. Y digo ascensión pues, hasta la cima, prácticamente todo va a ser subida, sin apenas descansillos llanos y, por fortuna, con sólo algunos pequeños y puntuales descensos. En caso contrario, el desnivel positivo acumulado aún sería bastante superior a los 1400m reales que habrá que superar a base de sudor y esfuerzo. Lo primero, no obstante, es ir remontando el Valle del Freser junto al río homónimo, sin duda la parte más asequible de la ruta de ascenso.

A un lado, se alza la escarpada vertiente sur del Torreneules. Al otro, se despliegan los bosques de la parte baja de la mole del Balandrau en sus últimas estribaciones hacia el Serrat. Enfrente, en cambio, tenemos el valle que vamos remontando, en ocasiones algo encajonado, por lo que al comienzo la zona recibe el nombre de  Gorges del Freser. A este nivel, aún disfrutamos de la sombra de los árboles. Aun así, en el Salt del Grill, una cascada en la que se practica el barranquismo, me remojo la cabeza. El domingo pasado pasé tanto calor y tanta sed en las tres ferratas y el camino equipado de Vallcebre que hoy, por un lado, voy a aprovechar cada curso de agua que encuentre para “ducharme” y, por otro, he venido con más cantidad en la mochila, 3,1 litros en vez de 2,2L, casi un 50% más.

Junto al salto de agua, dos señores están a punto de iniciar una vía de escalada de sexto grado. Julio y Dani la escrutan. Poco a poco, el valle se va ensanchando pero el camino sigue abriéndose paso más aéreo de lo que parece, como recuerda la placa de un accidente acontecido en 2002. En mi opinión, la vegetación da una falsa sensación de seguridad pues, si tropiezas hacia el lado del río Freser, dudo que los matorrales sean capaces de detenerte y la caída sería de varias decenas de metros, por lo que no está de más no confiarse y seguir la norma de oro de tenerle respeto a la montaña aun a un valle de un verde idílico y aspecto angelical.

Tras varios remojos en torrentes, nos detenemos en un claro del bosque para beber. Manuel se plantea quedarse en pantalón corto pero finalmente decide dejarlo para más adelante. Según nos cuenta, le acompaña una maldición con este pico. En su primer intento, un brusco cambio de tiempo le impidió hacer cima desde Tregurà de Dalt; en aquella ocasión el granizo les agujereó las capelinas y se vieron obligados a darse media vuelta. En cambio, en su segundo visita hasta hoy sí alcanzó la cima, pero hacía tanto viento que un perro que iba con ellos salió volando y no se supo nada más de él. Como suele decirse que a la tercera va la vencida, creo que hoy sí podrá disfrutar del Balandrau.  

Acabado el descanso continuamos subiendo por el interior de un sombrío bosque provisto de un frescor que en esta época del año se agradece. Pronto llegamos a nuevo claro en el que nos tomamos la primera fotografía en grupo junto a unos arbustos de flores amarillas –retamas–. Da gusto volver la mirada atrás y comprobar visualmente todo el desnivel ya vencido, aunque, de hecho, preferimos fijar la mirada hacia adelante, hacia el porvenir. Diría que progresar por este valle, siempre arriba y en busca de algo mejor, con intención de alcanzar una meta, el Balandrau, es una especie de metáfora de la vida en la que, del mismo modo, no debemos olvidarnos de disfrutar del camino.

Una hora después de haber partido llegamos a un punto clave del camino de Daió de Baix a Coma de Vaca: el cruce del río Freser a través de una pasarela. Actualmente está formada por tres troncos que permiten pasar del lado derecho del río al lado izquierdo, teniendo en cuenta el sentido del curso del agua. A groso modo, divide la subida hasta el refugio en dos partes, que no en dos mitades, pues la segunda es bastante más dura y larga en cuanto a tiempo. Aprovechando que me remojo en el río, coloco la cámara sobre una roca en él y, en diez segundos, me dirijo a las proximidades de la pasarela, junto a la que nos fotografiamos. A Dani no le parece lo suficientemente consistente como para soportar el peso de los cuatro –está podrida– aduce.

Como ellos aprovechan para hacer una parada logística, voy tirando para arriba a ritmo lento de manera que me puedan atrapar fácilmente pero no perder la actividad corporal, como quien hace amago de correr ante un semáforo en rojo. Julio y Dani, escaladores, me atrapan y antes unas rocas con chapas de escalada hacen un amago de cómo afrontarlas y examinan las posibilidades. Yo, en cambio, a la espera de que nos alcance Manuel, que ahora sí ha procedido al cambio de pantalones, charlo con un veterano y experimentado montañero alemán que regresa de pasar la noche en el refugio. Según explica, ha ascendido al Balandrau por la ruta normal –no como vosotros–  y guarda gratos recuerdos de un valle austríaco con más de ochenta tresmiles. También me cuenta que lleva tres días por la zona y que ayer llegó a Coma de Vaca desde Núria a través del Camí dels Enginyers.

A las once de la mañana, justo una hora y media después de comenzar a remontar el valle, abandonamos el camino al refugio de Coma de Vaca para tomar la poco conocida y visitada Canal Occidental del Glaç, que nos permitirá subir de forma directísima hasta la cima del Puig de Balandrau sin tener que rodear la cara norte de la montaña pasando junto al refugio; de hecho, ese será nuestro camino de retorno. Aquí pues, junto a una roca que en pintura roja lleva escrito “Directa Balandrau” y que es necesario no pasar por alto, comenzamos la parte circular de nuestro itinerario. La pendiente, según la reseña de Pako Crestas –la única que he encontrado aparte del vídeo de Jam– es de 30º, 40º e incluso 50º de inclinación. Se refiere a la época invernal, pero en roca debe de ser similar, aunque con algún repecho rocoso más vertical que deberemos superar ayudándonos de las manos. Así pues, el casco puede ser útil; yo al menos lo he traído, como hicieron Jaume y Montse en su vídeo.

Cual ciclista en un puerto de montaña, desde un primer momento reduzco el ritmo hasta una velocidad de crucero con la que me siento cómodo, en este caso inferior a la de mis compañeros, que poco a poco, excepto cuando se detienen, van alejándose de mí. Prefiero esto que no desfondarme y al final, pájara mediante, tardar aún más en remontar lo que resta hasta la cima. La vegetación –abundan los rododendros con sus rosadas flores– oculta en parte el sendero, poco definido al comienzo aunque muy bien señalizado con multitud de marcas de pintura roja recién repintadas. A nuestras espaldas, enfrente, en las paredes de la cara sur del Torreneules, hay una caseta y una canalización de agua que van quedando cada vez más abajo. Por delante, en cambio, un mundo de rocas nos espera. Es la Canal Occidental del Glaç.

Si bien las marcas rojas indican por dónde avanzar, ya sea andando o, en alguna ocasión, incluso trepando, uno puede seguir por donde crea más conveniente, eso sí, sin alejarse de la canal, pues se trata de la más asequible de la zona y desconozco si las otras es posible remontarlas a pie. Para nada se trata de una canal muy encajonada al estilo de las de Montserrat, aunque me imagino que esto lleno de nieve debe de imponer muchísimo. En verano, en cambio, no parece difícil aunque, como siempre, uno ha de avanzar con precaución y respeto hacia la montaña. Llegados a una zona amplia, donde diría que nace la Canal Oriental del Glaç, propongo realizar una parada estratégica para comer: no por hambre, sino para dividir el esfuerzo en dos. Además, hay buenas vistas del Torreneules y uno saborea la altura ganada. ¡Qué descanso!

Como me imaginaba, la subida se hace muy dura. No sólo por el desnivel a afrontar, sino también por la pendiente de esta vertiente noroeste del Balandrau. Me duelen ambos gemelos y la respiración va acelerada. En ambos casos, si me detengo la cosa se relaja y tiende a su cauce normal, pero a los pocos pasos se repite; creo que está relacionado con las pocas salidas que he hecho a la montaña en lo que va de año y al exceso de fatiga que conlleva la vida laboral. En todo caso, me conozco y sé cuál es mi ritmo óptimo en todo momento y circunstancia y, si bien a base de esfuerzo y sufrimiento, no es más que una cuestión de tiempo el llegar arriba.

En la parte alta del cordal, Manuel, Julio y Dani me esperan. Tenemos la cumbre a tiro y nos fotografiamos con ella a nuestras espaldas en el pedregal. Cada uno por donde cree más conveniente, nos dirigimos hasta la cima, que hollamos a la una del mediodía tras tres horas y media de ascensión. Para alivio de Manuel, esta vez ha podido coronar el Balandrau sin ningún contratiempo. No obstante, el viento arrecia –de ahí también que hayamos comido más abajo– y la formación de nubes va en aumento, así que no estamos más que el tiempo necesario para saborear el logro, contemplar las vistas y tomarnos una fotografía grupal junto a un relieve de la zona en escayola situado sobre una especie de atril.

Para regresar a la estación hidroeléctrica de Daió de Baix, el camino más directo, aunque perdedor, es descender por el cordal en dirección a las Roques Blanques, visibles desde la cumbre, para ir luego a buscar El Atalaiador, el Pla de Aranyels y los alrededores del pueblo de El Serrat. Nosotros, en cambio, optamos por la ruta normal puesto que Julio tiene interés por conocer el Coll dels Tres Pics y ver dónde está ubicado el refugio Coma de Vaca. Así, sin perder tiempo, a ritmo ligero emprendemos el descenso hacia el collado pasando junto a los tres pequeños picos que le dan nombre, con vistas a la pista forestal que proviene de Tregurà de Dalt, sin duda la ruta más segura de acceso a la cumbre en invierno aunque nada recomendable en verano por su monotonía.

Galopando sobre el pedregal perdemos altura con rapidez y llegamos hasta el desvío al refugio, que no tomamos. Este lo vemos a vista de pájaro a unos cincuenta metros más abajo y repleto de gente que descansa en su exterior. De retorno por el Valle del Freser nos cruzando con algunos grupos que suben, incluido unos jóvenes monitores con niños. Uno de estos últimos, de unos cinco años, va resoplando y propinando el famoso “¿falta mucho para llegar?”. Manuel comenta que él comenzó a subir montañas precisamente a esa edad y en las mismas circunstancias. Me resulta meritorio que a esa edad ya sean capaces de afrontar desniveles así. Supongo que aunque algunos acabarán odiando la montaña y no querrán saber nada de ella, otros llegarán a ser grandes montañeros. Comenzando tan temprano, pueden llegar a adquirir una gran experiencia.

Continuando con la bajada, nuestro ritmo aumenta aún más si cabe. Esto, unido a que en algunos tramos zigzagueantes tomamos atajos consolidados, nos permite avanzar a algunos grupos. Sin duda, se trata de la parte menos solitaria de una excursión en la que apenas hemos coincidido con gente. Al pasar junto al desvío a la canal, donde, por cierto, no hemos visto a nadie,  termina la parte circular de nuestro itinerario. A partir de ahora, lo que resta consiste en deshacer lo recorrido durante la primera hora y media de la jornada, aunque de una formar más veloz pero con mayor cansancio acumulado y calor. Esto último, los vuelvo a combatir junto a la pasarela al cruzar el río Freser. Bastante más abajo, en el Salt del Grill, nos fotografiamos junto a la cascada. Es la última foto grupal. Poco después, hacia las cuatro de la tarde, tras seis horas y media de excursión, llegamos a la central hidroeléctrica de Daió de Baix, donde nos refrescamos en el río antes de iniciar el regreso a nuestros respectivos hogares, por suerte sin haber tenido ningún contratiempo y con el buen sabor de boca del objetivo conseguido. ¡Dentro de tres semanas, a por el Vignemale!

 

P.D. Te invito a visitar mi canal de Youtube Feliz Éxito aquí:  www.youtube.com/felizexito


2 Comentarios
Enviado por Raton-4 el Thursday 3 de July de 2014

“¡¡¡ Pedazo expedición ¡¡¡ muy buena salida,,muy bien explicada con todo tipo de detalles,completisima tanto que anima a hacerla...saludosJulio”
Enviado por Jam el Thursday 3 de July de 2014

“Una molt bona cronica i una bona sortida, felicitats”


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